Astro-Campus nació allá por el 2002, veinte años no son nada ;-), con la idea de devolver a la Red lo que la propia Red ya estaba dando. Eran los tiempos de los foros de Terra en España, cuando lo más parecido al Wssp era el Messenger porque los SMS limitaban caracteres, costaban pasta y era una castaña achuchar tanta teclita diminuta. Cuando Internet aún no era un mero escaparate de ofertas varias y un modo de crear necesidades, de vender humo y de tenernos a todos entretenidos y bien estabulados.

 

El primer estallido de Internet fue una fiesta en la que hasta Guttemberg habría fumado en pipa: todos queríamos aportar. Recuerdo con cariño el Rincón del Vago: miles de estudiantes de todos los niveles subiendo apuntes completamente gratis al ritmo de unos módems de 56 kbps que chirriaban que daba gusto.

 

Sonrío cuando me vienen a la mente los medios de comunicación tradicionales: desesperados buscando quien les hiciera herramientas para verter sus contenidos a la Red. Se subían los contenidos por la noche. Cualquier edición de prensa escrita la tenías online a las cuatro de la mañana. Los medios sabían que había que subirse al tren o peligraba el negocio porque cualquiera en cualquier parte del mundo podía emitir información en tiempo real. Y gratis. Así que invertían a pérdidas en algo incierto que no no les reportaba ningún beneficio y pagaban a regañadientes salarios con plus de nocturnidad a una panda de "pirados" a los que soportaban porque no había más remedio. Pobres aquellos primeros redactores web. Por dos duros (sí, entonces había duros), se curraban las infografías, te recortaban titulares kilométricos y subordinadas eternas infumables en una pantalla, rescataban enlaces que dieran contexto a la información... Intentaban hacer entender que del mismo modo que la televisión no es el cine, la prensa escrita, la radio o la tele no son web, que no era un escaparate de su medio de comunicación, que los modos de funcionar eran otros.

 

Cualquier ciudadano de a pie que podía subía lo que sabía. Lo que tenía. Como podía. Feo o bonito, bueno o malo. Con poca imagen o vídeo porque las conexiones entonces eran una patata y ralentizaban tela la navegación. Ahí estaba todo, hasta tutoriales para picar html o javascript cuando aún no había ni editores. Sin mercantilizar. Sin Redes Sociales. Uno era un simple nick, libre, ligerito y feliz en el ciberespacio. Hoy no. Hoy no eres nadie si no tienes seguidores. Si no te ponen corazoncitos o likes o me gusta en cada soplapollez o no soplapollez que te salga de las teclas. Y me temo que nos mola que pase eso porque lo otro, lo genuino, nos lo dejamos arrebatar, ya no está. Hasta el punto en que si buscas para qué sirve el aceite esencial de siempreviva amarilla, no sé si lo vas a encontrar, pero tiendas que te lo vendan te van a salir a cascoporro.

 

 

Astro-Campus nació como una simple hemeroteca, sin afán de exhaustividad, con la idea de poner toda juntita información astrológica que andaba dispersa y lo que es aún peor, que se podía perder. Si ibas a releer por dónde iban los tiros con no se qué en un artículo fantástico que te resonaba y lo habías guardado en favoritos… Opss, error 404, "page not found". Sus muertos todos a caballo. El buscador antes tenía la deferencia de ofrecerte el contenido "en caché", pero ya ni eso. Que no dudo que esté en algún sitio, ojo, alguien lo tiene, pero tú y yo no.

 

Así que Astro-Campus, más delgadita, sin tanto script, sin tanto botoncito, va para arriba otra vez. Una cacicada del tipo de "no se puede saber qué pasó" la tumbó un tiempito largo. No sé qué historia me contaron de un problema técnico en el servidor. Es cierto que no me daba la vida para actualizarla, pero nunca la bajé. Los colores cambian un poco, aunque no demasiado, y los tipos de de letra son más grandes. La mayoría de los contenidos, salvo honrosas excepciones, ya no están más que aquí. Pero seguirá sin publicidad. Porque en realidad sigue siendo lo que fue: el resultado de un agradecimiento inmenso a esas personas que se esfuerzan para poner luz donde hay oscuridad.