ANAMNESIS:
Proceso por el cual el alma, de naturaleza inmortal,
recuerda los conocimientos adquiridos en una vida anterior,
tanto en este mundo como en el otro, y que son olvidados
al nacer de nuevo. Platón.
INCONSCIENCIA:
Estado en el que la capacidad de percepción y
de actuar conscientemente están anuladas y el
individuo no se da cuenta exacta del alcance de sus
palabras o acciones.
Como actores que interpretan los papeles según
el guión que les han entregado entre bastidores,
generalmente ignoramos que estamos exhibiendo unos sentimientos
que ya pusimos en marcha en el distante pasado
a veces en vidas anteriores e ignoramos así
mismo las fuerzas cíclicas ocultas que a menudo
provocan sus frutos. Ser conscientes de esos guiones
kármicos es el primer paso para aprender a transcenderlos
Ray Grasse Soñar
despierto (Edit. Abraxas)
Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra
imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces
del mar y en las aves del cielo, y en las bestias y
en todas las alimañas terrestres, y en todos
los reptiles que andan por la tierra.
Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya,
a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los
creó.
Tomó, pues, Yahvé Dios al hombre
y lo dejó en el jardín de Edén,
para que lo labrase y cuidase. Y Dios impuso al hombre
este mandamiento: «De cualquier árbol del
jardín puedes comer, mas del árbol de
la ciencia del bien y del mal no comerás, porque
el día que comieres de él, morirás
sin remedio.»
La serpiente era el más astuto de todos
los animales del campo que Yahvé Dios había
hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo
es que Dios os ha dicho: No comáis de ninguno
de los árboles del jardín?» Respondió
la mujer a la serpiente: «Podemos comer del fruto
de los árboles del jardín. Mas del fruto
del árbol que está en medio del jardín,
ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo
toquéis, so pena de muerte.» Replicó
la serpiente a la mujer: «De ninguna manera moriréis.
Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis
de él, se os abrirán los ojos y seréis
como dioses, conocedores del bien y del mal.»
Y como viese la mujer que el árbol era bueno
para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr
sabiduría, tomó de su fruto y comió,
y dio también a su marido, que igualmente comió.
Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se
dieron cuenta de que estaban desnudos; y, cosiendo hojas
de higuera, se hicieron unos ceñidores.
Génesis: Relatos
de la creación.
Como herederos de esos nuestros primeros padres,
como simiente viva del pecado acaecido en los albores
de nuestra existencia
, seguimos expulsados del
paraíso, y lo hacemos además como acreedores
de una deuda, que exige una constante redención.
El dolor y el sufrimiento acompañan al ser humano
desde entonces.
Si analizamos la metáfora subyacente en las
líneas del Génesis, parece ser que fuimos
expulsados del paraíso por el hecho de alterar
nuestro estado original.
Con anterioridad a la caída, el hombre,
viviéndose a imagen y semejanza de Dios,
formaba parte de un paraíso que le permitía
vivir sin ningún tipo de defensas
(desnudo) y en el que todas sus necesidades estaban
perfectamente cubiertas.
En el instante que comen del fruto prohibido
se
les abrieron los ojos
y pasaron a ser como
dios
, se vieron desnudos
y fueron
/ fuimos
, expulsados del paraíso.
Somos muchos, somos todos, los que en un momento u otro
de nuestra existencia nos percatamos del hecho de no
vivir ya en un espacio idílico. El hambre, la
guerra, la desdicha, la enfermedad
invaden constantemente
un espacio que, aparentemente, estaba reservado para
nuestro goce y disfrute
Miramos hacia fuera y
contemplamos esa realidad latente y nos
acongojamos ante tanto odio, miseria e incomprensión
y, parece ser, no podemos hacer nada para evitarlo.
Estamos condenados. Fuimos expulsados del paraíso.
Debemos sufrir
Y el proceso se repite, generación tras generación,
y cada uno de nosotros es portador y parte inexorable
de esa culpa. Nacemos para expiar
y expiamos
viviendo.
Cada uno de nosotros nace en un determinado lugar, bajo
unas determinadas circunstancias; y a través
de ellas (o a consecuencia de ellas) vamos construyéndonos
unos mecanismos inconscientes de defensa, un abrigo
que, con el tiempo, pasa a dar forma a nuestro carácter,
a nuestra personalidad y, en consecuencia, conforman
lo que será, en el devenir del tiempo, nuestra
vida, nuestro destino.
Utilizaremos el código astrológico para
tratar de dar respuesta a estos interrogantes:
Verum sine mendacio, certum et verissimum:
Quod est inferius es sicut quod est superius,
et quod es superius es sicut quod est inferius,
ad perpetranda miracula rei unius.
Verdadero sin falsedad, cierto y muy verdadero:
Lo que está de abajo es como lo que está
arriba,
Y lo que está arriba es como lo que está
abajo,
Para realizar el milagro de la cosa única.
Hermes Trismegisto (Tabla Esmeralda)
El mapa natal tropical
es una representación gráfica, construida
teniendo en cuenta el lugar y el momento exacto del
nacimiento. Por lo tanto, ese mapa natal es único
para ese individuo pues, aunque parezca obvio, si hubiese
nacido en el mismo momento pero en otro lugar, o en
el mismo lugar pero en otro momento, ya no tendría
ese mapa, tendría otro. Por consiguiente ese
mapa, más que darnos información del nativo,
nos daría información de las características,
de la atmósfera y de las peculiaridades del entorno
que le vio nacer. Nos permitiría
, no identificar
a la familia (dicha definición sería distinta
para cada uno de los miembros de la misma), sino identificar
el cómo afectaron cada uno de los elementos de
esa constelación familiar, vistos desde la perspectiva
del poseedor de ese mapa.
El código astrológico
, nos permite
definir o identificar cómo vivía
esa persona a su padre, en función de cuáles
eran las circunstancias que él estaba viviendo
en ese momento y a partir de ahí que es lo que
aportó a su atmósfera, a su
ambiente, a su
historia personal; de cómo
vivía el individuo a su madre (y
que tipo de alimento le proporcionaba),
a sus hermanos, abuelos
su entorno en general.
De cómo, en definitiva, percibía a cada
uno de los elementos que constituían para el
esa realidad llamada familia.
En función de eso, del tipo de atmósfera,
del tipo de temperatura que se respiraba
en ese espacio exterior, cada uno de nosotros
tuvo que construirse unas defensas, un abrigo
para poder adaptarse y sobrevivir a dichas impresiones.
Es ese abrigo, esas defensas
lo que le dan forma
a eso que, con el tiempo, se convierten en los elementos
que conforman nuestro carácter, nuestra personalidad.
Permitámonos un inciso para hacer una reflexión:
Imaginémonos, por un instante, que en estos momentos
sufrimos un síncope y a consecuencia del mismo
fallecemos. Es lógico pensar que, en función
de las experiencias vividas, cada uno de nosotros ha
tenido que construirse un particular concepto de la
realidad y un particular concepto de uno mismo.
De la misma manera, cabe suponer que, en el caso hipotético
de haber vivido en una anterior encarnación,
en función de las experiencias vividas, también
debimos construirnos un particular concepto de la realidad
y un particular concepto de nosotros mismos. Distinto
al actual
, si distintas fueron las experiencias
vividas.
Permitámonos ahora, nuevamente, otra reflexión:
Cuando contemplamos (proyectamos) nuestra imagen sobre
la superficie de un espejo
, éste nos devuelve,
siempre, un reflejo, una imagen invertida de aquello
que proyectemos.
Imaginémonos por un momento
que hubiésemos
vivido en una anterior encarnación.
No es difícil suponer que, en función
de lo vivido, nos debimos construir un particular concepto
de la realidad y un particular concepto
de nosotros mismos. Imaginémonos
que hubiésemos
fallecido con ese concepto
y que hubiésemos
vuelto a nacer. Al abrir los ojos, al contemplar
la realidad que nos envuelve, lo que veríamos
serían imágenes invertidas del concepto
anterior.
Por ejemplo: Si uno trajese construida una
imagen de la figura paterna muy presente, muy sólida
,
en la actualidad contemplaría esa
imagen de forma invertida, encontrándose en un
entorno, donde esa figura sería débil
o ausente.
Al percibir ese entorno totalmente hostil (no olvidemos
que estamos recibiendo imágenes invertidas de
lo que esperamos sea la realidad),
para adaptarnos a esas nuevas impresiones, para sobrevivir
a ese entorno
, nos construimos unos ceñidores
con hojas de higuera, un abrigo, unas defensas
que conforman esos recursos propios de nuestra personalidad/mascara
y que con el tiempo le dan forma a nuestro actual carácter.
Las bases sobre las que se fundamenta la teoría
de la ASTROANAMNESIS
son las siguientes:
En el momento que, aparentemente, nos des-condicionamos
de ese entorno, de esa familia, de esa atmósfera
hostil; en el momento en que, aparentemente, somos adultos,
salimos al mundo y tomamos nuestras propias decisiones
,
a partir de ese momento
., utilizamos todos los
recursos que nos proporciona ese nuevo carácter,
esa nueva personalidad
, para salir al exterior
y empezar a buscar, de manera compulsiva, a personas,
a meternos en circunstancias
, sobre las que proyectar
los deseos y las necesidades propias de aquella vieja
identificación.
Cada vez que hacemos eso, cada vez que proyectamos
sobre alguien ese viejo deseo, esa vieja
necesidad
,
la persona (o la situación) nos devuelve
una
imagen invertida de aquello que pretendemos conseguir.
Para qué? Para que no podamos, en ningún
momento, volver a refugiarnos en una imagen, sino falsa,
cuanto menos frágil e ilusoria de nosotros mismos.
Y para que, en un momento determinado de nuestra existencia,
seamos conscientes del hecho de que sobrevivimos
al hecho de no tener
aquello que considerábamos,
en su momento, totalmente imprescindible.
Es en ese momento, en el momento en que nos damos cuenta
que hemos sobrevivido al hecho de no tener aquello que,
considerábamos, era lo único que le daba
sentido a nuestra existencia, cuando nos abrimos a un
proceso de realización personal, totalmente distinto,
totalmente diferente, al hecho de vivir, de luchar,
para conseguir
lo que en realidad no habíamos
necesitado jamás.
El mapa tropical
o mapa de las estaciones, confeccionado
a partir del punto vernal o equinoccio de primavera,
nos da información precisa de en qué época
del año se produjo el nacimiento, de cual fue,
en consecuencia, la atmósfera del
individuo, el tipo de temperatura que envolvía
su realidad, a partir de las influencias medio-ambientales
generadas o provocadas en su espacio exterior, en su
entorno inmediato: padres, hermanos, entorno familiar,
social, cultural
etc, localizados éstos
en el mandala tropical, a partir de la posición
y estado cósmico de los diferentes elementos
de la carta natal.
Todos sabemos de qué manera, ese mismo entorno,
nos impide muchas veces desarrollar con libertad el
despliegue de nuestras potencialidades. Poco a poco,
a través de los distintos NO!!! Y del miedo a
la pérdida de una realidad que nos
protege, que nos alimenta y
de la que nos sentimos parte, uno se va acomodando a
lo que la vida espera de nosotros.
En ese ser frágil que es el niño, los
adultos van proyectando (descargando), en ocasiones
de manera despiadada, todas las frustraciones, complejos,
miedos, anhelos, ilusiones
y un sinfín
de distintas inquietudes internas, que ellos
a su vez heredaron, condicionando de manera extraordinaria
la construcción de la personalidad/carácter/destino
del individuo.
Determinadas orientaciones terapéuticas tienden
a identificar esa armadura y a desmenuzar las distintas
capas defensivas formadas originariamente
por el paciente, que pueden haberle creado nudos, bloqueos
o tensiones, transformándose, con el paso del
tiempo, en traumas, complejos, fobias
y, llegado
el caso, manifestándose en algún tipo
de dolencia o enfermedad orgánica.
El origen de estas patologías, sería una
excesiva identificación con esas capas,
con esas defensas, que ayudaron a ese niño/a
a sobrevivir.
Es esta implicación con lo observable,
lo que los hindúes llaman Maya o ilusión,
y todos corremos el riesgo de habernos identificado
excesivamente con ella.
La mayoría de la gente no quieren saber
nada de su propia historia, y, por consiguiente, tampoco
saben que, en el fondo, se hallan constantemente determinados
por ella, porque siguen viviendo en una situación
infantil no resuelta y reprimida. No saben que temen
y evitan peligros que en algún momento fueron
reales, pero dejaron de existir hace tiempo. Son personas
que actúan impulsadas tanto por recuerdos inconscientes
como por sentimientos y necesidades reprimidas que,
a menudo y mientras permanezcan inconscientes e inexplicadas,
determinarán de forma pervertida casi todo lo
que hagan o dejen de hacer.
Lo que se denomina depresión y se siente
como vacío, absurdo existencial, temor al empobrecimiento
y soledad, se me presenta siempre como la tragedia de
la pérdida del YO o de la extrañación
frente a uno mismo, que se inicia en la infancia.
Alice Miller El Drama del niño dotado (Tusquets
editores)
El mapa tropical sería
pues ese espejo (por lo tanto susceptible, en su matiz
interpretativo, al ojo del observador),
que nos permitiría identificar cual ha sido el
tipo de personalidad (máscara), cuerpo de defensas
o abrigo, que tuvo que confeccionarse ese
ser, a partir de sus particulares influencias medio-ambientales,
para adaptarse, sobrevivir
y aportar a esa realidad
aquellos elementos, aquellas substancias arquetípicas
que sentía faltaban y anhelaba
para su
propio equilibrio. Nos daría información
no de aquello que somos, sino de aquello en lo que nos
hemos convertido para sobrevivir.
Necesitamos redescubrir la esencia y luego nutrirla,
amarla y cuidarla, como lo hubieran hecho unos padres
más ilustrados. Dado que vivimos con la falsa
personalidad, ésta debe emplear sus mejores recursos
para realizar esta tarea. Gradualmente, la esencia puede
crear y comenzar a utilizar los recursos, el reconocimiento
y el poder que ahora la falsa personalidad utiliza automáticamente.
En lugar de ser el habitual, digamos, dos por ciento
de esencia y noventa y ocho por ciento de falsa personalidad,
uno puede producir un cambio gradual que vaya incrementando
cada vez más la esencia, la vitalidad y la alegría
esencial en la vida y restringiendo la falsa personalidad.
Esto requiere que, en adelante, se desarrolle el tipo
más elevado de conciencia, al que llamamos despertar.
La metáfora de la muerte es bastante exacta,
puesto que la magnitud del cambio posible (o requerido)
para despertar plenamente es como una muerte y un renacimiento.
Como muchas tradiciones espirituales lo han manifestado
de diversos modos: a no ser que vuelvan a ser
como niños
Charles Tart El despertar
del Self (Edit. Kairós)
La Astrología Tropical
podría ser llamada astrología solar.
Sus signos podrían ser más exactamente
llamados casas solares o signos equinocciales.
Su zodíaco mide la relación Tierra-Sol,
pero no tiene una correlación directa con las
estrellas fijas.
Como tal, su interés se centra en la psicología,
la personalidad y tipo de caracteres, el lado solar
de nuestra vida.
Pero
si entendemos que nuestro destino
nuestra realidad personal no es más
que un reflejo de nuestra realidad interna
El hecho de que pueda ver, o saber, o sentir lo
que soy en este momento me demuestra, de
manera concluyente, que eso que soy no puede
ser, en modo alguno, mi ser real, verdadero. Es un ser
falso, un seudo-ser, una ilusión y una trampa.
Sin darnos cuenta, nos hemos identificado con un complejo
de objetos que conocemos o que podemos conocer. Por
ende, este complejo de objetos cognoscibles no puede
ser el verdadero Conocedor, el Ser real, el YO. Nos
hemos identificado con nuestro cuerpo, nuestra mente
y nuestra personalidad, imaginando que esos objetos
constituyen nuestro verdadero ser, y nos
pasamos la vida entera procurando defender, proteger
y prolongar lo que no es más que una ilusión.
Somos víctimas de un caso epidémico de
identidad equivocada, mientras nuestra identidad Suprema
aguarda, con silenciosa certidumbre, que la descubramos.
El sujeto y el objeto, lo interior y lo exterior,
son y han sido siempre uno.
No hay demarcación primaria. El mundo es mi cuerpo,
y el lugar que miro es el lugar desde donde me miro
Ken Wilber La Conciencia sin fronteras (Edit.
Kairós)
Quizás
, el entorno en el que nacemos:
nuestros padres, hermanos
, nuestra atmósfera
familiar, no sean más que el reflejo de aquél
viejo, falso y limitado concepto que nos hemos construido
de la realidad y, por consiguiente, de nosotros
mismos.
Quizás
, el vivir, el nacer en un entorno,
en un universo que nos refleje fielmente (y no olvidemos
que al reflejarnos veremos una imagen invertida
de aquello que proyectemos/esperemos), sea la forma
que tiene la vida de sugerirnos aquello
de lo que nos venimos, precisamente, a desidentificar.
Quizás
sea esa la manera que tiene la
existencia de mostrarnos cómo afectaron al mundo
nuestras viejas pautas, nuestros viejos condicionamientos
sobre los que construimos nuestro particular y siempre
limitado concepto de la vida.
El mapa de la Memoria Inconsciente,
confeccionado en su vertiente de signos y casas como
reflejo del mapa tropical y situando los arquetipos
planetarios en correlación directa con la precesión
de los equinoccios, pero en sentido inverso, nos permite
identificar la forma particular que tenemos de entender
e interpretar los distintos arquetipos, ayudándonos
a reconstruir nuestro viejo mito personal.
Aquello que, inconsciente y compulsivamente, volveremos
a intentar construir (repetir), para así poder
seguir alimentándonos de aquello
que, creemos, es imprescindible para nuestra supervivencia;
de aquello que, creemos, es lo que le da sentido a nuestra
realidad.
Como actores que interpretan los papeles según
el guión que les han entregado entre bastidores,
generalmente ignoramos que estamos exhibiendo unos sentimientos
que ya pusimos en marcha en el distante pasado
a veces en vidas anteriores e ignoramos así
mismo las fuerzas cíclicas ocultas que a menudo
provocan sus frutos. Ser conscientes de esos guiones
kármicos es el primer paso para aprender a transcenderlos
Todos tenemos tendencia a repetir la memoria.
Todos tenemos tendencia, en definitiva, a repetir lo
que ya conocemos, pero
, posiblemente, para encontrarnos
en nuestro recorrido a personas (espejos), circunstancias
,
que nos ayudarán a recordar que esa
realidad nos guía hacia el encuentro con nuestro
self interior (Mapa Sideral), pero en absoluto nos identifica
con él.
La Astrología Sideral
podría ser llamada astrología cósmica.
Sus signos son las constelaciones estelares. Su zodíaco
mide la relación entre nuestro sistema solar,
las estrellas fijas y la galaxia misma.
Se sugiere la observación de éste, como
un mapa de potencialidades energéticas,
como un elemento imprescindible de orientación,
hacia donde iría encaminada nuestra alma en su
proceso de evolución. En otro sentido, la podríamos
definir como la referencia más precisa de nuestro
self interior. Nos guiaría en el proceso de reencuentro
con nuestra esencia individual.
Para un verdadero despliegue de nuestro Ser, no solo
deberíamos ser conscientes de nuestro carácter,
nuestra personalidad (sistema
tropical), de las pautas inconscientes que lo
condicionan y determinan (memoria
inconsciente), sino también encaminarnos
hacia la búsqueda consciente de nuestras verdaderas
y profundas motivaciones y propósitos (sistema
sideral) para el anhelado e inevitable reencuentro
con nosotros mismos.
Eliseo
Gallardo Gómez
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