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EL HECHO ASTROLÓGICO, DE LA FÍSICA CUÁNTICA A LA ESPIRITUALIDAD; DIFERENTES HIPÓTESIS ACERCA DE CÓMO FUNCIONA LA ASTROLOGÍA (I)
Este trabajo plantea algunas hipótesis que podrían dar cuenta del funcionamiento de la Astrología. Me referiré particularmente a las teorías de la física cuántica y al paradigma holográfico, a los conceptos junguianos de sincronicidad y arquetipo, y luego al modelo matricial. Como corolario, se verá el preponderante papel que juega la conciencia en el significado y materialización del hecho astrológico. El lector tendrá así una visión panorámica que irá desde el reino de la física al del espíritu, pasando por el reino biológico y el mental.


INTRODUCCIÓN
¿Funciona la astrología?

Para estudiar las diferentes hipótesis que pueden explicar el funcionamiento de la astrología, tenemos que partir de la base de que la astrología efectivamente funciona. Pero… ¿es realmente así?.
Para quien se dedica a la astrología de forma más o menos profunda, ésta pregunta puede ser irrelevante pues es algo que uno admite desde el vamos, casi como un axioma o un acto de fe. Tal certeza proviene usualmente de ámbitos puramente subjetivos y difícilmente transferibles a los demás. A lo sumo uno podría decir "la astrología funciona para mi". El caso es que muchos estarán de acuerdo en la realidad fenomenológica de la astrología y tantos otros no.
De acuerdo al astrólogo Patrice Guinard existen tres hipótesis predominantes:
o Nada funciona. Los supuestos efectos de los planetas se deben únicamente a que el ser humano se los atribuye. La astrología no es más que autosugestión.
o Todo funciona, independientemente de la técnica elegida, incluso la carta errónea.
o Hay algunas correlaciones físicas reales entre las estrellas y la materia viva, correlaciones que producen cambios en los estados psíquicos de los seres humanos; de aquí que puedan llevarse a cabo verdaderos estudios que nos permitan investigar y definir dichas correlaciones. (la bastardilla es mía).
En "Astrología ¿mito o realidad?", los astrónomos Roger Cullver y Phillip Ianna muestran claramente que la astrología no puede demostrarse según el método científico (al menos en estos momentos), y se preguntan "si la astrología no sirve, no tiene validez, ¿por qué la gente continúa creyendo en ella?". Geoffrey Dean responde: "en realidad sí sirve, pero sólo en la mente del que en ella cree ".
Es decir, o se trata de un acto de fe, o sirve por motivos puramente psicológicos, como una especie de efecto placebo que aporta un sentimiento de bienestar y de conexión con el cosmos.
En general las críticas más irrefutables acerca de su funcionamiento giran en torno a la gran cantidad de predicciones fallidas (por ahora no entraremos en la discusión de las predicciones fallidas dadas por la ciencia), así como por diversos experimentos basados en cartas natales que no ratifican las interpretaciones tradicionales.
Para proseguir con este trabajo deberemos dar por sentado que la astrología sí que funciona, quizás no como el método científico lo exige, pero seremos parciales (e inexactos) si creemos que la realidad sólo puede ser validada a partir de lo que dice la ciencia, sobre todo las llamadas ciencias duras.
Según el planteo del filósofo estadounidense Ken Wilber, uno puede aprehender la realidad de cuatro formas diferentes. Él lo llama las cuatro esquinas del Kósmos.
Como vemos en la Figura 1, el cuarto superior izquierdo remite al contacto directo, interior y subjetivo que tenemos de las cosas. El superior derecho remite al contacto objetivo, externo de las cosas; a todo aquello que pueda ser descrito en el lenguaje del ello, es decir, todo lo que se puede señalar con el dedo.
El cuarto inferior izquierdo no es un ámbito individual sino colectivo e inter-subjetivo, tiene que ver con la realidad cultural, con la visión del mundo que compartimos colectivamente.
El inferior derecho también es colectivo pero remite al fundamento tecno-económico y material que permite una visión del mundo dada. Por ende es sistémico y ecológico.

Figura 1

Si queremos sacar alguna conclusión medianamente fundamentada acerca de la Astrología, deberemos encararla desde estos cuatro ángulos distintos.
Las críticas de la ciencia proceden mayormente desde el cuadrante superior derecho, pues nada definitivamente objetivo puede decirse acerca del hecho astrológico. Sin embargo, comenzaremos enfocándonos en las teorías propias de este cuadrante, pues considero que muchas de ellas poseen un potencial heurístico muy prometedor en el caso que nos ocupa. (1)


EXPLICACIONES CAUSALES
La mecánica newtoniana

Con Galileo y Newton surge el planteamiento científico, una manera de interpretar la realidad completamente diferente a la de la época medieval, con sus afinidades y correspondencias holísticas. Aparece el concepto científico de fuerza que se puede cuantificar con precisión y relacionar matemáticamente con cambios de movimiento. La anatomía y la comprensión de la circulación de la sangre sustituyeron a los humores y sus correspondencias astrológicas, que finalmente condujeron a los adelantos médicos a partir de la teoría bacteriológica de la enfermedad, la vacunación y los medicamentos modernos. La ciencia, ayudada por la matemática, fue capaz de describir el universo en términos cuantitativos que tuvieron un inigualable poder predictivo. Utilizando el método científico, se podía aislar y analizar cualquier fenómeno bajo condiciones repetibles hasta que, incluso los procesos más complejos fueron reducidos a unidades elementales conocidas que se comportaban de un modo previsible como consecuencia de las fuerzas que interactuaban entre ellas.
Al terminar el siglo XIX la mecánica newtoniana se había convertido en modelo para todas las demás ciencias, creyéndose que todo fenómeno se podría explicar en términos de un puñado de leyes físicas, reduciendo, en principio, los campos más complejos de la biología y la química, a la certidumbre de la física.
El Universo en la Edad Media era un organismo vivo, pero ahora se había transformado en algo mucho más parecido a una máquina de enorme ingenio en cuanto a su construcción y funcionamiento. Incluso la naturaleza humana aparentemente se podía reducir a corrientes de energía interna que eran consecuencia de reacciones electroquímicas del sistema nervioso.
Los adelantos tecnológicos iban a la par de los científicos, permitiendo el descubrimiento y el uso controlado de la energía calórica, la eléctrica, la actividad química, etc. J. C. Maxwell introdujo los campos de energía que unían los fenómenos de la luz, el magnetismo y la electricidad en un solo campo, el electromagnético.


Campos magnéticos y morfogenéticos

H. Fidelsberger afirma que el sistema solar es un enorme campo de fuerza electromagnético único, que al desplazarse modifica la esfera magnética terrestre. El Dr. Burr sugiere la existencia de campos electromagnéticos que organizan la estructura de los seres vivientes, a los que denomonó campos L. Estas ideas fueron ampliamente desarrolladas por el científico inglés Rupert Sheldrake, quien ha sugerido la existencia de patrones de información activa en la naturaleza, a los que denominó campos mórficos, que dirigen el comportamiento y la estructura de los seres vivos. Sheldrake postula que la naturaleza se rige más por hábitos que por leyes universales. La resonancia mórfica radica en la influencia de lo semejante a través del tiempo y del espacio.
Si bien las teorías de Sheldrake pueden parecer inverosímiles y en las antípodas de los milagros concretos que ha conseguido la ciencia desde su nacimiento, ambas posturas se basan en una explicación causal; una explicación cuyo mejor ejemplo es el caso del juego de billar: la bola A choca con la B, produciendo en B una translación de "x" milímetros en una dirección de "y" grados, con lo cual choca a la bola C que a su vez… ad infinitum. Es decir, hay algo que causa otra cosa que a su vez causa otra en una cadena interminable de causas y efectos.

Esta manera causalista de entender el mundo fue muy criticada por el filósofo escocés David Hume (1711-1776). Según él, todos nuestros conocimientos derivan directa o indirectamente de las impresiones. Critica la idea de causalidad, la de substancia y la de alma. La conexión necesaria entre dos sucesos (que constituye el núcleo de la idea de causalidad), no lo proporciona la razón pero tampoco la impresión. El efecto causa-efecto no es más que el resultado del "hábito". En realidad tenemos la percepción de causa-efecto porque ocurre en un tiempo y porque estamos acostumbrados a ver una y otra vez ese encadenamiento de sucesos. Además no es nuestra razón lo que decide lo que hacemos sino nuestros sentimientos. Luego llegó a la conclusión de que la causalidad no resistía un punto de vista estrictamente lógico. Sólo por el hecho de que en el pasado se ha observado, en muchas ocasiones, que B sigue a A, no se deriva lógicamente que esta sucesión ocurrirá en el futuro. Por lo tanto, la creencia en la causalidad se basa en un hábito de la mente provocado por un precedente histórico repetido y está lejos de ser una prueba lógica de la inevitabilidad. Tal como escribió, "no tenemos ningún otro concepto de causa y efecto excepto el de determinados objetos, que siempre han estado unidos... No podemos penetrar en la razón de la conjunción" (…) A fuerza de las pruebas sólidas y el razonamiento, nunca podré superar los prejuicios arraigados de la humanidad. Antes de resignarnos a esta doctrina, ¿cuántas veces debemos repetirnos que la simple visión de dos objetos o acciones, por muy relacionados que estén, nunca nos proporcionará una idea de poder o de una conexión entre ellos?".
La causalidad se deduce del comportamiento pasado del universo, pero nunca es posible penetrar en los fenómenos de la naturaleza, en un sentido lógico o filosófico, y percibir directamente lo que está sucediendo.
Para comprender más sencillamente lo que Hume quiere decirnos, podemos apelar a símbolos tan leoninos como los del gallo y el Sol. Desde el punto de vista causalista sería lícito decir que el canto del gallo "causa" la salida del Sol, pues es algo que se repite constantemente en la naturaleza y una cosa aparece seguida inmediatamente de la otra.

¿Y que pasa con la Astrología? Los escépticos se han hecho a través del tiempo siempre la misma pregunta: ¿qué tipo de influencia, de fuerza, es la que ejercen los planetas sobre nosotros?. Para ellos la única fuerza conocida que podría influir de alguna manera es la gravitatoria. Así, deducen que la atracción que ejerce la enfermera o el médico sobre el recién nacido es mucho mayor que la que puedan ejercer los planetas. Por ejemplo, la fuerza gravitatoria del médico es 400.000 veces mayor que la de la Luna. Incluso las fuerzas de marea a las que siempre "aludimos" son también despreciables. La fuerza de marea ejercida por la madre es 12 millones de veces mayor que la ejercida por la Luna.
Esta crítica lo único que deja bien en claro es que la astrología no funciona en base a fuerzas gravitatorias.
Luego infieren que debe tratarse de una fuerza desconocida y se preguntan ¿qué tipo de fuerza es? ¿Por qué sólo la percibe el cerebro humano y es inaccesible para cualquier aparato de medida? ¿Por qué se manifiesta sólo en la Astrología? ¿Por qué esa misteriosa influencia no se presenta en ninguna otra disciplina científica?. ¿Depende esta fuerza de la distancia? ¿Depende de la luz que los astros emiten?. Para el astrólogo español Demetrio Santos, el gradiente de luz emitido por los planetas no solamente explicaría al hecho astrológico sino también el comienzo de la vida en la Tierra.

Apoyado seguramente en las ideas del Dr. Burr sobre los campos L, el sudafricano Percy Seymour -miembro de la Real Sociedad Astronómica- plantea en el libro La prueba científica de la astrología que el desarrollo del cerebro humano puede ser afectado por el campo magnético de la Tierra, especialmente durante el crecimiento del feto en la matriz. Seymour sugiere que la magnetósfera terrestre es afectada por los campos del Sol y la Luna. Otros planetas como Júpiter, Marte y Venus, en su opinión, también toman parte influyendo en los relojes internos de los seres vivos.
En la misma línea de pensamiento, Bruce Scofield sugiere un modelo astro-biológico de desarrollo humano, basado fundamentalmente en el concepto de impronta del etólogo Konrad Lorenz. Scofield cree que los factores ambientales (sobre todo los ciclos circadianos y circanuales) generan una impronta (un patrón de conducta innato) que se fija a lo largo de diferentes períodos de tiempo. Las cambiantes propiedades del campo electromagnético serán coincidentes con cierta periodicidad biológica de cada ser.

Este tipo de respuestas causalistas sólo podrían -en el mejor de los casos- dar cuenta de algunos aspectos de la astrología genetlíaca (la aplicación de progresiones simbólicas, por ejemplo, quedaría afuera), siendo incapaces de explicar los hechos descriptos por la astrología mundana, la horaria, la financiera, etc.
Por otro lado, creo que es innecesario insistir en la justificación del funcionamiento de la Astrología desde un punto de vista causalista; no porque no valga la pena investigar al respecto, sino porque me parece que a fin de cuentas no es el camino adecuado para explicar algo que trasciende los límites puramente físicos de los hechos causales del macrocosmos.
Si analizamos a la Astrología desde el punto de vista causalista tenemos más que perder que de ganar, pues si la llevamos al plano de lo físico-materialista deberemos analizarla con las herramientas adecuadas del ámbito físico-materialista, es decir, las del método científico. Y los casos exitosos en que se ha demostrado una relación directa entre las influencias del cosmos y los organismos terrestres son insuficientes para dar cuenta de la enorme complejidad de la Astrología.

La mirada causalista de los hechos es propia del paradigma científico newtoniano. Y probablemente no haya astrólogo (por más espiritualista que sea) que en algún lugar de su alma no fantasee con algún "descubrimiento" que demuestre definitivamente de forma racional y científica a su amada ciencia astrológica, la "madre de todas las ciencias". Automáticamente nos sentiremos más contenidos, tranquilos, respetados y avalados por la sociedad. Sentiremos que por fin ha llegado "nuestra hora" y diremos algo así como "¡se los dijimos! ¡lo venimos deciendo hace milenios, la Astrología es cierta, es real, es científica!"
Para mi, esa hora nunca llegará. ¿Por qué? Porque la Astrología va más allá de la ciencia, va más allá del paradigma newtoniano… va más allá…

Quiero dejar bien en claro que no digo que no valga la pena investigar con metodología científica. Pero estoy seguro que es una forma de recortar nuestro objeto de estudio, y por ende, de mutilarlo y pervertirlo.
Gracias al estudio estadístico de Gauquelin hemos dado con sectores sensibles de la carta astral (los finales de las Casas sucedentes) que antes no se tenían demasiado en cuenta.
Pero como dice el astrólogo brasileño Alexey Dodsworth, las posteriores repeticiones de las pruebas llegaron a resultados diferentes de los alcanzados por Gauquelin; todas las estadísticas en Astrología remiten a resultados que están muy por encima del promedio de "pura coincidencia". El problema es que las pruebas no se "confirman", demostrando apenas resultados elevados que varían mucho de investigador en investigador. Él mismo dio cuenta de ello al repetir una investigación sobre homosexualidad masculina, realizada inicialmente por el norteamericano Karl Roberts y posteriormente repetida por Dodsworth en Brasil.
Roberts levantó una estadística cubriendo dos mil mapas de hombres que se definían como "homosexuales", y a partir de esa estadística percibió una incidencia de más de 75% de mapas con aspectos mayores entre los planetas Venus y Urano.
Sin embargo, al repetir Dodsworth la experiencia en Brasil, los aspectos mayores entre Venus y Urano se limitaron al 25%, cuestión de "mero azar". Lo sorprendente es que se encontró con un porcentaje notablemente grande (iguales 75%) de aspectos mayores entre Venus y Saturno del mismo orden: cuadraturas, oposiciones o conjunciones.
Su conclusión es muy significativa, porque contextualiza los resultados dentro de un todo mayor: "cada sujeto es único, y cada caso demanda una investigación aparte. Cualquier especie de generalización, en lo tocante al género humano, es un error. Y la Astrología se pauta en mapas astrológicos, y no en signos solares o Ascendentes. Cada mapa astrológico es una constelación única, y esta constelación es un conjunto de significantes que puede asumir los más diversos significados. Los significados no vienen 'hechos', 'filtrados' o 'automáticos', sino que son construidos por el sujeto. Y en este proceso de construcción de significados los resultados observables, comportamentales y que se configuran en forma de 'destino' son múltiples y dependen de una serie de factores: ambiente, educación, cultura".

Aquí se hace visible la interconexión de los cuatro cuadrantes postulados por Wilber. Desde el cuadrante superior derecho (el cuadrante Ello en la Figura 1), cada estudio era perfectamente objetivo y estaba "correcto". Desde el cuadrante inferior izquierdo (el cuadrante del Nosotros) los resultados eran diferentes y hasta contradictorios. Damos cuenta de estas diferencias desde el cuadrante inferior derecho (Ellos) y las internalizamos desde el cuadrante superior izquierdo (Yo). ¿Por qué los resultados varían de investigador en investigador?. De cada uno de los cuadrantes proviene una respuesta igualmente válida. Cada cuadrante posee un tipo de verdad, ninguno tiene la verdad completa del asunto. El caso es que la mirada científica (propia del hemisferio derecho del círculo integral de Wilber) pretende alzarse con la única verdad de la realidad.

EXPLICACIONES ACAUSALES
La física cuántica

Albert Einstein demostró algunos años antes de que apareciera la teoría cuántica que el espacio y el tiempo no son entidades separadas e independientes sino un continuum espacio-tiempo, del que participan todos los procesos del Universo. En su teoría del campo unificado propuso que la esencia del Universo no son las partículas sino los campos.
La mecánica cuántica, también llamada la física de las micropartículas, es una de las disciplinas más enigmáticas de la ciencia actual. Es tan enigmática que uno no podría decir terminantemente si responde a una explicación causal o acausal, pues en el fondo, su acausalidad proviene de una causalidad mucho más sutil.
Si bien la parte matemática tiene una gran complejidad, las interpretaciones que sugiere son (peligrosamente) simples y significativas.
El comportamiento de las partes constitutivas del átomo no está determinada por las leyes de causa y efecto. Dos micropartículas pueden continuar interrelacionadas en forma inmediata más allá del tiempo y el espacio que las separa. Las respuestas de una a otra son instantáneas, superando la velocidad de la luz, cosa que se consideraba totalmente imposible.
Esta relación instantánea se demuestra a partir de la medición que un observador haga a alguna de las dos partículas asociadas. Los científicos llegaron a la conclusión de que con el sólo hecho de observar las micropartículas se modifica la observacion misma. Es decir que el sujeto no puede ser objetivo, pues lo observado reacciona ante la observación (dando cuenta de las relaciones entre el cuadrante superior izquierdo y el cuadrante superior derecho de la Figura 1).
Esto desafía la pretendida objetividad del método científico. Para observar una micropartícula se necesita al menos un fotón (la menor partícula de luz) como para "ver" lo que haya que ver. La cuestión es que este fotón colisionará con lo que se quiera ver (por ejemplo, un protón) modificando su trayectoria y por eso, modificando la experiencia real de la trayectoria del protón.
El hecho de hacer una medición sobre una micropartícula (es decir, averiguar su posición o su velocidad) hace que otra partícula asociada aparezca en un lugar y a una velocidad determinada. El físico cuántico Eugene Wigner sostuvo que es la conciencia del observador la que provoca las condiciones de cada partícula, pues antes de ser medidas las partículas no existen de por sí sino que tienen tan solo "x" probabilidades de existir. Técnicamente a esto se le llama "colapso de la función de onda". Fue el premio Nobel Erwin Schrödinger quien descubrió la ecuación de onda capaz de "materializar" la micropartícula. La función de onda de Schrödinger refleja todos los estados potenciales en que se encuentra un electrón hasta que se manifiesta de una manera determinada. Cuando esto ocurre, la infinidad de probabilidades se colapsan en una sola probabilidad.

Wigner decía que las leyes actuales de la física son incompletas si no se traducen en términos de "fenómenos mentales". Que lo más seguro es que sean leyes inexactas, su falta de exactitud se incrementa en tanto aumenta el rol que la vida juega en los fenómenos considerados.
A decir verdad, en la actualidad el consenso entre la mayoría de los físicos es que Wigner estaba equivocado: la mecánica cuántica no necesita tomar en cuenta la mente del observador. Hoy la mayoría de los cuánticos concuerdan en que el observador es simplemente el resto del universo y la "observación" ocurre en tanto cualquier parte del resto del universo interactúa con el elemento cuántico. La mecánica cuántica no necesita la conciencia. Si el observador utiliza para su medición un aparato que mida ondas, obtendrá ondas. Si utiliza uno para medir partículas, obtendrá partículas.
Werner Heisenberg, uno de los teóricos fundadores de la mecánica cuántica, escribió en su libro Física y filosofía: "la transición de lo posible a lo real se efectúa en cuanto el objeto interactúa con el aparato de medición… no tiene nada que ver con el acto de registrarse el resultado en la mente del observador. En definitiva, la teoría cuántica no contiene elementos subjetivos genuinos, no introduce la mente del físico como parte del acontecimiento atómico."(3)

Sin embargo, todos coinciden que en la esfera cuántica todo está interconectado, cada partícula parece estar hecha con las demás partículas. En el interior del átomo casi todo es vacío y todo esta vibrando. Si pudiéramos percibir la realidad con ojos cuánticos veríamos que formamos parte de un gran caldo de energía y que todos los objetos del mundo físico son un conglomerado de energía que flota en un universo de energía. En cierta manera no hay separación alguna entre nosotros y el resto del universo. Puede discutirse si la mente del observador influye en lo observado, pero lo que es seguro es que ambos forman parte de un sistema unitario. Tanto desde las abstracciones teorícas como desde la práctica (ver el experimento de Alain Aspect del teorema de Bell) está demostrado que nuestro mundo físico está sostenido por una realidad invisible que se comunica a una velocidad mayor a la de la luz, dando por los aires con Einstein y con la relatividad.

El hecho de que las partículas subatómicas parezcan estar hechas de las demás partículas tiene que ver con su doble condición de onda/partícula. Algo así como las olas en el océano, que están hechas de moléculas de agua pero a su vez son ondas sobre la superficie del mar. ¿Qué son las olas entonces? Ambas cosas a la vez. Las olas están hechas del océano mismo.

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