Existen diversos sistemas de domificación (división
de casas en la carta astrológica), y la comprensión
de su evolución a través de la Historia es esencial
en la formación del astrólogo. Raul V. Martinez rastrea
el origen de esos sistemas y apunta las principales
diferencias.
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Nota de Constelar
Tanto los astrólogos autodidactas como los que
se formaron en escuelas suelen "tocar muy por encima"
la cuestión de los métodos de división de casas.
Hay una razón importante para eso: el plano del
ecuador y el plano de la eclíptica, donde se situan
los signos zodiacales, no son coincidentes, pues
uno está inclinado en relación al otro en un ángulo
de poco más de 23 grados. Tal hecho ya crea una
série de dificultades de representación gráfica,
que comporta intrincados problemas de geometría
espacial y la necesidad de conciliar tres sistemas
de coordenadas: la del ecuador, la de la eclíptica
y la del horizonte local. Cualquiera que sea el
método adoptado, siempre habrá algun tipo de distorsión,
especialmente en mapas calculados para altas latitudes.
En el fondo, la elección de un método de división
de casas implica la elección del tipo de distorsión
que preferimos asumir (o compensar).
Este es uno de los temas más difíciles en Astrología.
Sólo los astrólogos con una buena formación matemática
o familiarizados con técnicas de proyección cartográfica
consiguen enfrentarlo sin tropezarse con conceptos
y actos que impiden comprender los procedimentos
de cálculo adoptados. Para muchos lectores, puede
sonar como griego el texto de este artículo -
y más todavía su continuación, en que Raul V.
Martinez comenta la teoria del método topocéntrico
elaborada por Wendel Polich y A. P. Nelson Page
(aqui reproducida en una excelente traducción
de Marcello Borges). Además, la carencia de material
en portugués sobre el asunto, y más todavía en
Internet, convierte su divulgación en bastante
oportuna.
El astrólogo que no pretende entrar en conceptos
matemáticos, prefiriendo optar por un sistema
de casas de uso corriente y programarlo como un
patrón en su software de cálculo, continuará siendo
capaz de interpretar cartas y de mantener una
relación productiva con el cliente. Para muchas
de las aplicaciones más comunes de la Astrología,
el dominio conceptual de los métodos de domificación
representa una necesidad apremiante. Incluso,
el astrólogo que así se comportara nunca comprenderá
totalmente algunas cuestiones más complejas, como
la lógica del cálculo de las direcciones primarias
(que tal vez, por eso mismo, hayan caído en desuso)
o la razón de determinadas preferencias, como
la del método Regiomontanus entre los practicantes
de Astrología Horaria.
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La elección del proceso de domificación más conveniente
continúa siendo uno de los puntos delicados de
la astrología. Ha sido objeto de mil estudios
y discusiones con el transcurrir del tiempo, sin haber
llegado a resultados concluyentes. En situaciones astrológicas
usuales, se busca el sistema de casas que, con mayor
frecuencia que otros, presente cúspides que respondan
mejor a tránsitos, a imágenes simbólicas
y a direcciones; cuyas casas, por regencias y contenidos,
sean más concordantes con lo que se está estudiando.
Pero hay otro elemento importante ligado a la domificación,
que fundamenta la forma de cálculo de Direcciones Primarias,
las casas astrológicas dividen la Esfera
Celeste, donde están los componentes que serán dirigidos
en el espacio. Entre sus elementos espaciales están
los planos del horizonte y del meridiano del lugar,
que seccionan la eclíptica en los ángulos: Ascendente
y Descendente, Medio Cielo y Fondo del Cielo, respectivamente.
Las cúspides de las demás casas (intermedias),
son determinadas por otros planos, generados por el
sistema de domificación empleado.
Planos o superfícies, de la misma naturaleza, establecen
las posiciones de puntos del espacio en relación a las
casas. En la mayoría de los procesos de domificación
son planos. Son los círculos de posición - de casas
o de astros-. En el método de Placidus, como será visto
más adelante, en la formación de las casas intermedias
aparecen superfícies planas que, por analogía
con los círculos de posición, aquí son llamadas
de superfície de posición. Esas superfícies también
pueden determinar, en este sistema, posiciones de puntos
de la esfera celeste con relación a un ángulo
o a una casa. O sea, los resultados de cálculos de direcciones
primarias - las que consideran los aspectos generados
por el movimento de la esfera celeste inmediatamente
tras el nacimiento - también pueden influir en la elección
del proceso de domificación más conveniente.
- Círculos y superfícies de posición, así como casas,
usualmente son utilizados por la astronomía.
Son elementos astronomico-astrológicos.
La división de casas supone complicadas cuestiones
de geometría espacial. Las casas "encuadran"
la eclíptica a partir de una perspectiva que tiene en
cuenta las coordenadas geográficas del nacimiento.
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ESFERA
CELESTE - Es la esfera cuyo centro es el centro
de la Tierra y cuyo radio es tan grande que proporcionalmente
se puede despreciar la órbita que la tierra describe
alrededor del sol. En esa esfera, a partir de su centro,
son proyectados todos los elementos del Universo. El
eje terrestre coincide con el eje en torno al cual se
procesa el movimento diurno de los cuerpos proyectados
en la esfera, ahora llamado eje del mundo; el ecuador
terrestre está en el mismo plano del ecuador celeste.
Los planos de los meridianos terrestres determinan en
la esfera celeste círculos máximos que reciben el nombre
de Círculos Horarios o Círculos de Declinación.
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Estraños mapas de esquimales
Para las regiones polares (latitudes por encima de
66°33'), cuando la distancia angular del lugar al polo
terrestre más próximo es igual o menor que la oblicuidad
de la eclíptica, pueden darse domificaciones estrañas.
Por ejemplo, en el círculo polar, hay instantes en que
el horizonte se sitúa paralelo al plano de la eclíptica,
aquí deja de haber Ascendente. En otros casos,
el Ascendente pasa a tener movimento retrógrado, o el
Medio Cielo se sitúa por debajo de la línea del horizonte.
Además de provocar acentuadas deformaciones de las casas.
Eso sucede en todos los procesos de domificación que
determinan el Ascendente y el Medio Cielo, de forma
conceptualmente correcta, como intersecciones del horizonte
y del meridiano del lugar con la eclíptica.
A continuación, se dan dos ejemplos de situaciones
de cúspides polares.
Carta para 12 de mayo de 2000, 4h30 GMT, 80N00, 0W00.
Casas Regiomontanus.
La Cúspide de la casa 1 está a 12 grados y siete minutos
de Virgo; el Medio Cielo, a 10 grados y 25 minutos de
Capricornio. El Medio Cielo (indicado por una flecha
roja) está bajo el horizonte del lugar. Se puede observar
también la numeración de las casas en sentido inverso
y la enorme desproporción de tamaño entre las diferentes
casas.
Carta para 12 de mayo de 2000, 5h00 GMT, 80N00, 0W00.
Casas Regiomontanus.
En este segundo mapa - carta levantada para el mismo
lugar y fecha del primer ejemplo, pero para 30 minutos
después - se puede observar que el Medio Cielo (indicado
por la flecha roja) avanzó de Capricornio hasta Acuario,
pero que el Ascendente retrogradó - estaba a 12° de
Virgo -, y 30 minutos de tiempo después volvió a los
9° de ese signo.
Obvimente, eso no sucede con sistemas que utilizan
casas iguales. El sistema de casas iguales que parte
de la posición del Medio Cielo tal vez sea el más indicado
para domificar cartas con latitudes geográficas polares.
Al ser las anotaciones completas de nacimientos humanos
en esos lugares relativamente raras, unido a las dificultades
para vivir en esos lugares, el estudio de la cuestión
de la domificación en esas regiones es realmente complicado.
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