II. EL TIEMPO REAL
Decir que hay una sincronía --en oposición
a una relación secuencial generalmente interpretada
como "causa y efecto" -- entre los ciclos
astrológicos y los ciclos de nuestras vidas equivale
a decir que la astrología trabaja en "tiempo
real", es decir, que lo que observamos o calculamos
con las herramientas astrológicas está
realmente sucediendo en un momento dado, y que eso que
está aconteciendo que las astrología está
midiendo o calculando, se refiere directamente a lo
que está sucediendo en la vida, o en la conciencia,
etc., es decir, "en tiempo real".
En la forma especifica que utilizo la frase "tiempo
real", se refiere al tiempo físico únicamente,
en el entendido de que mis objeciones se refieren al
presupuesto de que la sincronicidad se entiende entre
sucesos que coinciden en el tiempo física y objetivamente
hablando. La frase "in real time" la estoy
utilizando específicamente en la manera en que
se utiliza en las ciencias de la computación:
es el tiempo físico transcurrido, el que se requiere
para la continuación de un proceso físico.
Comprendo que en psicología, en la conciencia
subjetiva, el "tiempo real" no existe. Pero
difícilmente podría comparar yo las mediciones
astrológicas, que son matemáticas, precisas,
objetivas, con este tiempo subjetivo de la conciencia.
Es decir, podemos considerar la astrología como
la medición (objetiva) de este "tiempo irreal"
de la conciencia subjetiva, pero no podríamos
decir que el "tiempo" que mide la astrología,
y el tiempo físico real "coinciden",
pues suceden en dos planos diferentes.
Pero, de hecho, la astrología casi nunca opera
en tiempo real, y cuando lo hace, lo hace de una manera
muy limitada, y la sincronía es en realidad secundaria
y no caracteriza a la astrología. El "mecanismo
de relojería" de la astrología casi
nunca opera en tiempo real. Existe una "coincidencia"
de los planos, pero los planos no son sincrónicos,
las cosas no están pasando al mismo tiempo.
Ejemplo: el sol progresado (progresión secundaria)
en conjunción con Venus radical cuando la persona
tiene 36 anos, correspondiente con un trascendental
encuentro amoroso. En el mundo físico, la conjunción
del sol progresado sucedió 36 días después
del nacimiento, la cual se hace corresponder a los 36
anos de vida: el momento "celeste" (a los
36 días de haber nacido) y el evento "terrestre"
(a los 36 anos de vida) son asíncronos, de allí
que no hay "sincronicidad" puesto que no hay
coincidencia en el tiempo entre los dos.
El punto en discusión es si la astrología
opera mediante la sincronicidad. Debe haber una sincronía
para que haya sincronicidad, y no hay sincronía
entre la realidad que se está midiendo o modelando,
y la medida. La medida (por ejemplo 36 días,
o el mapa de nacimiento) se hace en un tiempo diferente
al de aquello que es medido (36 anos, o un transito).
No está en discusión que hay correspondencia
entre los dos. Lo que discuto es que la correspondencia
no es sincrónica, y por lo tanto no se puede
hablar de sincronicidad.
Las progresiones y las direcciones operan mediante
manipulación puramente simbólica --o analógica--
de unidades de tiempo (1 grado=1 ano, etc), nunca en
tiempo real, nunca en "sincronía":
no puede haber sincronicidad aquí!
La astro-meteorología y algunas aplicaciones
de la astrología mundana al parecer son las únicas
ramas que se me ocurren en este momento que utilizan
verdaderas conexiones sincrónicas o en tiempo
real, pero estas técnicas son precisamente las
que están mas alejadas del contexto en el que
siempre se pretende aplicar el concepto de sincronicidad
(astrología natal y horaria).
III. EL MAPA NATAL
La herramienta fundamental que se usa en la astrología
horoscópica, a diferencia de la astrología
original de los babilonios, es el mapa natal o mapa
radical. Son pocos los astrólogos que trabajan
sin mapas. El mapa implica la técnica de "congelar"
un instante del tiempo. Los mapas astrológicos
son herramientas para "congelar" el tiempo
artificialmente, por lo tanto, de partida, nos salimos
del flujo natural de las cosas. Esa herramienta es usada
por casi todos. A partir de allí, sobre el mapa
resultante se aplican una multitud de técnicas
o herramientas adicionales, de acuerdo con las preferencia
de cada quien.
El mapa radical puede decirse que descansa en el principio
de la "sincronicidad", pues se puede asumir
una "sincronía" o correlación
acausal entre aquello que aparece, o emerge, o nace,
y los ciclos celestes o astrológicos. Pero todas
la técnicas que se utilizan para manipular este
mapa radical (progresiones, direcciones, tránsitos...),
y que tradicionalmente representan la principal aplicación
de la astrología, nunca operan mediante una sincronía
entre el cielo y la tierra o las personas, lo que llamo
"tiempo real".
Sin embargo, Puesto que un mapa o radical (natal, horario,
etc.) es por definición el congelamiento de un
instante pasajero que queda artificialmente "fijo"
en el tiempo (algo que es imposible en la naturaleza),
difícilmente podríamos llamar a esto "operar
en sincronicidad". Por lo tanto incluso aquí
el uso del termino "sincronicidad" es impropio
y tangencial.
En pocas palabras: el mapa es sincronístico
sólo en el momento de hacerlo y cuando se le
considera aisladamente, pues por naturaleza se separa
de la sincronicidad o correlación de los hechos
de la experiencia a partir del momento en que el instante
se congela. Además todas las técnicas
"de tiempo" que se le aplican a este mapa
son por necesidad asíncronas.
Las mismas objeciones se aplican a todas aquellas interpretaciones
de la astrología que pretenden ver "causas
naturales", "influencias" o "influjos"
directos y en tiempo real de los astros sobre las cosas
o personas. La astrología, en la práctica
en oposición a la teoría, casi nunca opera
con ese tipo de relaciones, no es "sincrónica"
con la naturaleza, no opera en "tiempo real".
IV. LOS TRANSITOS
Los tránsitos a este mapa natal dan la semblanza
de "sincronicidad" o tiempo real, pero esta
se desvanece cuando nos damos cuenta de que estos se
miden con respecto al mapa o radical, no por sí
mismos. Los tránsitos no suceden entre lo que
pasa en el cielo y alguna persona o entidad orgánica,
sino que suceden entre un diagrama del cielo (no el
cielo directamente, una distinción esencial)
y un radical.
La astrología horoscópica (la que nosotros
practicamos desde hace más de 2 milenios) funciona
siempre mediante una operación diagrama-a- diagrama,
nunca cielo-tierra o cielo-persona (No existe ninguna
tecnología que se a capaz de hacer eso). En los
tránsitos, el diagrama A (del cielo en tiempo
real) se ve a través del filtro o la "pantalla"
del diagrama B (el mapa radical), el cual representa
una realidad de otro tiempo ya pasado. No hay sincronía.
No hay sincronicidad. Los tránsitos nunca le
suceden a la gente o en la naturaleza en tiempo real.
Los tránsitos le suceden a los mapas, y son asíncronos.
Una objeción que a menudo se hace a esto surge
de la hipótesis común de concebir el mapa
de nacimiento como un "sello" que de alguna
manera se mantiene "vivo" y activo a lo largo
de la vida, de manera que los tránsitos a este
"sello" estarían sucediendo en tiempo
real.
La más importante objeción a esta hipótesis
o metáfora es que se aplica únicamente
al nacimiento de seres vivos, y deja sin explicar el
resto de las aplicaciones de la astrología (mapas
horarios, elecciones, mundana). La astrología
hace mapas de eventos puramente simbólicos y
subjetivos (como una pregunta, un suceso político,
una nación, una firma de un contrato, un personaje
ficticio de la literatura, etc.) para los cuales no
existe un "cuerpo" en el sentido biológico-orgánico,
por lo tanto el "sello" no tiene nada a que
aplicársele aquí físicamente hablando.
Dichos sucesos son simbólicos, subjetivos.
También hay que tomar en cuenta que una cosa
es un tránsito "a una persona" y otra
muy distinta un tránsito "a un diagrama".
Una persona y un diagrama del cielo de nacimiento son
dos cosas muy diferentes. La vida de la persona transcurre
"en tiempo real", en simultaneidad (o sincronía)
con los movimientos del cielo y de la naturaleza entera.
La astrología basada en mapas natales no tiene
manera alguna de trazar o de medir un tránsito
sucediéndole "a una persona". Simplemente
se asume el mapa natal <<como si>> fuera
la persona. Los mapas natales no "transcurren"
en tiempo real. están "fijos", y las
técnicas de progresión, dirección
etc., se basan en analogías entre unidades de
tiempo, y tampoco transcurren "en tiempo real"
Otra objeción surge cuando nos damos cuenta
de que podemos utilizar el momento de la muerte (de
algún personaje histórico, claro está)
como si fuera un radical igualmente poderoso (o más)
y descriptivo de su vida y su carácter. En este
caso nos enfrentamos a un "sello" que no ha
sucedido todavía en el sentido físico
"marcando" la vida del individuo. En este
caso no hay sincronía tampoco. Por lo tanto no
hay sincronicidad.
No hay duda que el "sello" del momento para
el que se hace el mapa, de cualquier cosa que sea, orgánica
o imaginaria, permanece, perdura en el tiempo. Pero
esto no implica necesariamente que se trate de un "sello"
en el sentido orgánico-biológico-físico,
y definitivamente no lo es en todas las aplicaciones
distintas de la astrología natal. Por lo tanto,
cuando un tránsito "toca" algún
punto de ese "sello", los dos acontecimientos
(el tránsito y el momento del sello) no son sincrónicos
en el sentido físico, y por lo tanto no hay "sincronicidad".
El mapa radical físicamente sigue siendo un
momento que sucedió hace mucho en el pasado.
Por lo tanto un tránsito a un mapa es un contacto
entre dos planos de tiempo distintos, asíncronos,
y no podríamos hablar de "sincronicidad"
pues no hay coincidencia en el tiempo. El tránsito
"a una persona" es imposible de calcular o
de trazar en el sentido físico, pues le sucede
por igual a todos los que están en el mismo sitio.
Por eso es que yo no estoy hablando de la realidad
con la que el astrólogo trabaja, el fluir de
los acontecimientos, sino de la naturaleza de las herramientas
que el astrólogo usa para modelar o diagramar
o analizar dicha realidad. Y las herramientas no trabajan
con "tiempo real", no son sincrónicas,
y no podemos por lo tanto hablar de sincronicidad. Otra
cosa es la vida.
Podemos interpretar cualquier acontecimiento mediante
la sincronicidad si queremos. Pero yo no estoy hablando
de la vida o de la experiencia sino de las herramientas
que usa el astrólogo, de como trabaja u opera
la astrología.
La realidad es paradójica, y hay temas (como
la realidad del "tiempo") que son difíciles
de pensar. Tal vez no lleguemos a poder demostrar "lo
que si", pero a veces es muy sencillo demostrar
"lo que no". Por eso, si aceptamos la definición
de la sincronicidad como refiriéndose a acontecimientos
que coinciden en el tiempo y el espacio físicamente,
creo, por las razones que he expuesto, que las herramientas
que se utilizan en astrología no operan mediante
"sincronicidad".
V. EL MOMENTO DE LA INTERPRETACION
El acto de interpretación y la consulta astrológica
están llenos de hechos sincronísticos.
Lo que he estado explicando es que no es eso lo que
estoy discutiendo, sino la naturaleza de las herramientas
que se usan en astrología, como objeciones a
utilizar la sincronicidad para explicar por qué
estas herramientas funcionan.
En un sentido amplio, haciendo uso del concepto de
sincronicidad, si lo importante es el punto o el momento
del "acto astrológico", es decir, el
momento del "oráculo" o la interpretación,
entonces no tiene importancia si uno utiliza un mapa
natal de cualquier otra persona o época, o unos
dados, o una baraja. Puesto que las herramientas astrológicas
funcionan por la coincidencia de planos asíncronos
(por ejemplo, un tránsito y el mapa natal, una
revolución solar y el mapa natal, etc.), entonces
no se puede usar la sincronicidad para explicar por
qué funcionan estas herramientas directamente.
En otras palabras: LA SINCRONICIDAD EXPLICA EL ACTO
INTERPRETATIVO Y EL EXITO DE LA ASTROLOGÍA, aunque esto
pone a la astrología en el plano de la adivinación
(y no lo estoy diciendo peyorativamente, creo que la
adivinación está más cerca del
hecho astrológico que "lo científico").
De esto se desprende también que la mediación
de la psique del astrólogo es un elemento esencial
en la astrología, que no hay astrología
sin astrólogo, o, tal vez, que la Astrología
es fundamentalmente un discurso. Aquí la linguística
ayudaría mucho.
VI. CONCLUSION
Al parecer, todo depende de la condición de
sincronía en el tiempo para que haya sincronicidad.
Yo quería enfatizar que --al menos para mí
por las razones que expuse-- la astrología no
trabaja u opera mediante una sincronía entre
la medida (el diagrama del cielo) y lo que se está
midiendo (la experiencia humana).
Si concebimos la sincronicidad como una correspondencia
o correlación entre lo interno y lo externo simplemente,
entonces no hay problema. Lo interno lo podemos llamar
la conciencia (incluido "el inconsciente"
y todo lo demás), y lo externo serían
las medidas objetivas y matemáticas de la astrología
basadas en ciclos o eventos astronómicos.
Pero la sincronicidad implica además "coincidencia
en el tiempo" (de los hechos internos y externos),
y ahí es donde la naturaleza de las herramientas
usadas por el astrólogo (el mapa natal y las
progresiones, direcciones y tránsitos) contradicen
el que se trate de sincronicidad. Si pensamos en la
idea convencional de la astrología como una correspondencia
entre el cielo y la tierra, no hay problema. La correspondencia
es totalmente sincrónica. El problema es que
la astrología que nosotros practicamos no opera
mediante la correspondencia directa cielo/tierra, sino
mediante diagramas que no son sincrónicos, que
no funcionan en tiempo real.
Juan Antonio Revilla
San José, Costa Rica, 18 de octubre del 2000
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