La carta natal proporciona una estructura que permita
representarnos la vida. No hay un Ascendente por un
lado y un Descendente por otro, así como no hay
un Medio Cielo y un Fondo del Cielo, todo es un continuum
inseparable, un todo indivisible.
La apariencia terrenal, representada a través
del número 4 se ve reflejada en la carta natal
a través de los cuatro ángulos.
El eje horizontal del Ascendente-Descendente lo podemos
imaginar como lo que tiene relación de igual
a igual, es decir, que sólo cuando tenemos relaciones
de igualdad con las otras personas, podemos conocer
a los demás y conocernos a nosotros mismos.
El Ascendente tiene que ver con la personalidad y el
Descendente con el otro, pero con el otro en un sentido
muy peculiar, en tanto que dicho otro está representado
en todas las Casas de la carta (por ejemplo, los hermanos
en la 3ª, los empleados en la 6ª, etc.), pero
el que es igual a mi en el sentido de que ayuda a verme
en mi propia mismidad, es el que llega más profundamente
dentro mío en tanto que la relación que
se establece es el único motivo que tiene de
conocer a la otra persona, de auto-conocerse.
Si me quedo en el Ascendente puedo realizar cosas, o
mejor dicho, puedo ser yo mismo y eso acarrea ciertos
efectos, ciertas consecuencias y por ende, determinadas
responsabilidades; pero nadie puede saber cuáles
son esos efectos, ni si quiera yo mismo, hasta que no
tengo una devolución, una respuesta, o una oposición,
un resultado y para eso tengo que encontrar una manera
como de salirme del impulso propio de realizar algo
y poder observarlo desde otra perspectiva.
Y ese otro punto de vista puede llegar a ser configurado
por el tiempo o a través de cualquier otra forma
de representación, de las cuáles, la más
privilegiada, es por cierto el lenguaje.
El eje Ascendente-Descendente tiene que ver con una
de las dimensiones de la igualdad, de intercambio energético.
Lo específico del eje 1-7 es aquella posición
relativa de dos conciencias que en realidad son una;
que le permite a cada una de ellas verse a si misma,
a través de la otra. La idea representada por
la Casa 7 es la idea del espejo, de la objetivación
en y por el otro.
Es decir, para que exista otro, tiene que existir un
uno, de lo contrario no tiene sentido que haya un dos.
La Casa 7 representa en este sentido al otro hablando
de mi mismo.
En cualquier carta, un planeta que se encuentre cerca
de un ángulo, ya sea que esté por ejemplo
en la Casa 1 o en los últimos grados de la Casa
12 (hasta unos 6º o 7º de orbe), también
la consideramos como perteneciente a la primera casa.
Y en ese caso debemos comenzar por ahí, porque
ese es un elemento muy definidor.
Ese planeta en cuestión nunca va a pasar desapercibido
en la personalidad; siempre va a estar muy marcado.
En primer lugar si está en conjunción
con el Ascendente y en segundo lugar si se encuentra
en aspecto con el Medio Cielo. Y estas son como puertas
detrás de las cuáles se manifiesta una
peculiaridad, una diferencia en y de esa persona: en
su vida, en su conducta, en su temperamento, en las
cosas que le suceden respecto de los demás.
En el eje 1-7 vemos que uno se relaciona con determinadas
personas, en definidas circunstancias y en cierta manera
porque esas personas le dicen algo a uno acerca de uno
mismo, o sea, que dichos seres me dan la posibilidad
de vivir ciertas experiencias como propias.
La 1ª casa da la idea de espontaneidad, de inmediatez,
es el como uno es sin darse cuenta, sin ser consciente
de cómo es.
Tal vez si a uno le definen como es de acuerdo a su
Ascendente, tal vez la persona reconozca esos rasgos
de su personalidad pero probablemente le implique un
cierto grado de objetivación, de vivenciamiento,
que pasa por y a través de un proceso de relacionamiento,
por un vínculo con el y otro y del cual ha de
derivar un sentido de si mismo.
El Ascendente es lo que uno es cuando no se da cuenta
de lo que es.
El cuerpo físico también se relaciona
con el Ascendente. Cómo es el Ascendente es lo
que uno es sin darse cuenta, ello implica la existencia
de una energía que está actuando dentro
de uno sin que uno la controle y esa misma energía
actúa y genera manifestaciones dinámicas
que se revelan en y a través del cuerpo, no sólo
a través de su forma sana, sino también
manifestándose por medio de diversas sintomatologías.
El Descendente es naturalmente la complementación
que me permite irme observándome y experimentándome
a mi mismo a través de los otros.
A través de ser Libra, yo voy aprendiendo a ser
Aries, es decir, la vida es ir aprendiendo del Ascendente
de uno mismo.
La Casa 7 nos da la capacidad de lo otro, y a través
de ello vamos aprendiendo a ser más nuestro Ascendente.
La Casa 7 es lo otro; es la balanza que nos equilibra.
Libra da la idea de imparcialidad, de frialdad, de algo
casi inhumano, o sea, hay aquí una posibilidad
para mediatizar las cosas.
La Casa 7 implica también la asociación
en tanto que idea de completud, o sea, son las personas
que necesito para completar una posibilidad. Es decir,
una persona no se conoce a si misma hasta que no está
completa y sólo lo logra a través del
otro.
El Descendente es pura acción re-flexiva. Necesita
de otro para activarse, no se puede activar por si misma.
Siempre está buscando a quien o a que completar.
Los otros le proveen de una energía, o él
provee a los otros de una visión, de una posibilidad
de reflexión.
En el Descendente uno vuelca el reflejo de uno mismo
en otro, es decir, que todo lo que nosotros veamos en
el otro es porque está en nosotros mismos.
Y así como los planetas de la Casa 1, cuando
son angulares , son tan importantes para marcar la personalidad
y el destino de la persona, en la Casa 7 son energías
planetarias de elementos muy representativos para que
la persona las conozca a lo largo de su vida, para que
las entienda, las objetive, las vea un sinnúmero
de veces a través de otro, porque el otro es
como un teatro en el mundo.
En el caso de planetas en la Casa 7, son energías
que uno no tiene del todo integradas y que por ende
las ve como fuera de uno y a través del contacto
con la misma a través de otro uno lo vaya incorporando
en y a su si mismo.
El eje 4-10 tiene que ver con la elevación de
la persona en cualquier sentido que lo pensemos. El
Ascendente-Descendente se relaciona con la sincronía;
es lo que me está pasando todo el tiempo a mi
en el presente; en cambio, el eje Medio Cielo-Fondo
del Cielo tiene que ver con la diacronía en el
sentido de que simboliza el lugar desde el que emerjo
(Casa 4) y hasta donde llego (Casa 10).
La Casa 4 es de donde salgo: la casa, el hogar, los
padres, el pasado, la tradición, determinadas
raíces, ciertos basamentos.
Y la Casa 10 es una casa de tierra que hace referencia
a una culminación que nos habla de las realización
en el mundo, o sea, es un poco como la idea de que si
nacemos en la Tierra, con sus reglas inherentes y en
un cuerpo humano, lo más que vamos a poder hacer
va a ser de nivel terrestre y no vamos a poder llevar
a cabo nada que se encuentre más allá
de nuestras posibilidades reales y concretas.
Podemos vislumbrar logros y metas que parecen sobrenaturales,
que parecen estar en un tiempo y en un lugar más
allá de la Tierra, pero dichos logros no se van
a conseguir aquí; se podrán vislumbrar
pero no se conseguirán en la Tierra.
O sea, que nuestro deber, lo más honroso, lo
más maravilloso, lo máximo que podemos
hacer como seres humanos es alcanzar un logro terreno.
El eje 4-10 marca el punto de máximo logro que
un ser limitado por el espacio-tiempo puede alcanzar
en un ámbito limitado.
Salimos de una nebulosa indefinida que es pura energía
emocional (Casa 4) y nos topamos con la tierra y vamos
dándole forma a esa energía. Y el aprendizaje
de esas reglas, de esas leyes implicarán su examen
máximo en la Casa 10.
O sea que pasamos de ese reino emocional, acuático,
in-consciente a través de todas las etapas hasta
una realización que no es emocional sino que
es material, concreto, sólido, que es la Casa
10.
Por eso el eje 4-10 tiene que ver con la profesión
y con la carrera, porque son de las manifestaciones
materiales más concretas de que somos, pero hay
que tener en cuenta que tanto la profesión como
la carrera son metáforas en tanto que uno no
se evalúa mediante el análisis de cuáles
han sido sus logros.
Por ejemplo, una persona puede ser empleada de un Banco
y durante la noche escribir poesía, llegando
a ser reconocida en forma post-mortem.
Entonces, ¿cuál fue su vocación?
La de poeta. Pero en realidad su profesión era
la de empleada bancaria.
O sea, que en realidad el logro, si bien debe se guardar
relación con las reglas terrenas, no quiere decir
que se reduzca a piedra y a madera, a realizaciones
materiales. Es la experiencia del ser en la Tierra:
su conciencia, sus logros espirituales también
están en la Casa 10.
Es decir, todo lo que uno puede elevarse y aprender
e incorporar, materializar a través de la experiencia
mediante la cual uno va logrando cierta habilidad con
el transcurso del tiempo, situación propiamente
saturnina, como lo es el ir consiguiendo, a través
de la sucesión de experiencias y de cómo
va aprendiendo. Implica el aprendizaje sobre el manejo
de las variables que van apareciendo y la consiguiente
adquisición de una sabiduría que se va
logrando con el tiempo hasta llegar a esa culminación.
El eje 4-10 está relacionado con la forma. Entramos
a la vida a través de un esfuerzo de formar;
donde la energía se concentra en generar una
forma que es el feto y posteriormente el niño.
Y todo eso se relaciona con la Luna y por dicho motivo
ella simboliza la puerta de entrada en el reino de la
materia.
También encontramos aquí referida la idea
de que la Luna tiene relación con el pasado y
con las costumbres que hemos ido adquiriendo en relación
con la materia, con la vida.
La Luna también se relacionaría con las
vidas pasadas, con la memoria genética, con la
memoria racial, con la memoria de la especie en definitiva,
y ese acervo, ese esfuerzo, esa recolección de
datos que están ahí presentes, están
y son evocados por la Luna, en tanto que se encuentran
ya presentes en el momento de la aparición del
cuerpo en la Tierra, portento que sucede en el momento
del nacimiento.
Por lo tanto, todos esos datos, todo ese conocimiento,
toda esa herencia y todo ese pasado están en
nosotros al momento del nacer y apoyándonos en
ello, sería la idea de que a partir de ahí
uno empieza a avanzar como ser individual hacia la meta
que se haya trazado, aunque en realidad la Casa 10 es
un símbolo de todas las metas, que en definitiva
son infinitas.
Entonces, ¿qué tipo de metas tiene uno?,
¿adónde quiero llegar?, ¿cuál
es mi máxima posibilidad de elevación?
Para ello hay que ver la Casa 10 y los planetas que
en ella se encuentran.
¿Con qué recursos cuento para llegar hasta
ahí?
Hay que mirar la Casa 4 y ver en ese pozo,
si escarbo que puedo llegar a encontrar y en ese sentido
uno va a evaluar su pasado de acuerdo al signo (o signos)
y planetas que tenga en la Casa 4. Aquí va a
ver al padre que sea más afin al sentido y al
sentimiento de hogar, de casa, que generalmente es la
madre pero que en definitiva puede estar conformado
por la figura paterna.
Se va a ver reflejado a todo lo relacionado con esa
Casa y a todo lo que la persona pueda asociar con esa
época bien primaria de la vida, en la cual las
situaciones se acumulan en el inconsciente, porque no
olvidemos que la Casa 4 es también el inconsciente
personal, o sea, lo que está ahí sin ser
visto, y que en definitiva revela como es la experiencia
básica de uno mismo, aunque uno no la pueda formular
verbalmente. Y esas fuerzas que nos dieron la vida,
son también el último recurso con el que
contamos, es decir, que cuando la vida completa todo
su periplo y va llegando hacia el final de la misma,
uno se va como reduciendo a sus últimos recursos
y esa es la idea de porque la Casa 4 es también
el símbolo de como uno va a finalizar su existencia.
Así, los planetas en los cuatro ángulos
y sobre todo si se encuentran conjuntos o cercanos a
los puntos angulares, son muy definitorios de nuestra
existencia y de nuestra personalidad.
En el caso de tratarse de la Casa 1 va a dar cuenta
del destino de la personalidad, va a incidir en el modo
de ser en el mundo de la persona, mientras que en la
Casa 10, dará cuenta de la profesión y
del destino social; en la Casa 4 son recursos muy profundos
con los que la persona cuenta , en el buen y en el mal
sentido del término, mientras que la Casa 7 es
aquello que uno viene a observar, que uno viene a ver.
Lic. Germán H. PASTORINI
Lic. en Psicología
gpastorini@gmail.com
Montevideo - Uruguay
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