En el número 1 de la revista astrológica Mercurio-3, segunda época (mercurio3@hotmail.com) se recogen los datos de 43 casos de suicidio . En su día, hice un rápido recuento de signos solares, sin llegar a calcular las cartas, y ya entonces me llamó poderosamente la atención un resultado que desafiaba mis ingenuas suposiciones sobre este asunto. Imaginaba yo que el suicidio resultaba de agitados impulsos y emociones desordenadas que colapsaban el autocontrol del individuo, llevándole a cometer un disparate. Y atribuyendo impulsos al elemento fuego y emociones al elemento agua, suponía que entre los nativos de los correspondientes signos se darían los mayores índices de suicidio. Por su parte, los signos de aire estarían protegidos por su racionalidad y desapego emocional, y a los de tierra les salvaría su sensatez y la tenacidad con que se aferran al mundo de las cosas concretas.

Pero, una vez mas, los datos empíricos se complacen en contener las alegres piruetas de la autosuficiente razón, haciéndola caer con estrépito en el rocoso suelo de la realidad.

He aquí los datos:

Posiciones tropicales del Sol natal en 43 cartas de suicidas:
en signos de FUEGO:	3 casos.
en signos de AIRE:	13 casos.
en signos de AGUA:	10 casos.
en signos de TIERRA:	17 casos.
en signos MASCULINOS:	16 casos.
en signos FEMENINOS:	27 casos.

Añadiendo otros 7 casos que pude encontrar en mis archivos, los valores definitivos fueron:

Posiciones tropicales del Sol natal en 50 cartas de suicidas:
en signos de FUEGO:	3 casos.	6 %
en signos de AIRE:	16 casos.	32 %
en signos de AGUA:	12 casos.	24 %
en signos de TIERRA:	19 casos.	38 %
en signos MASCULINOS:	19 casos.	38 %
en signos FEMENINOS:	31 casos.	62 %

Los nativos de signos de tierra se suicidan ¡ 6 veces más ! que los de signos de fuego ( 38% frente a 6% ), como puede verse en este gráfico.

1 = Signos de FUEGO (Aries, Leo y Sagitario) 2 = Signos de AIRE (Géminis, Libra y Acuario) 3 = Signos de AGUA (Cáncer, Escorpio y Piscis) 4 = Signos de TIERRA (Tauro, Virgo y Capricornio)

A la vista de esto, no se requiere mucha habilidad para corregir los planteamientos iniciales (a posteriori es más fácil explicar cualquier cosa). Bien mirado, parece bastante lógico que el suicidio sea más bien raro entre nativos de signos de fuego, porque éstos son los que aman la vida más intensamente, los que menos se preocupan de las opiniones ajenas, los menos proclives a dejarse abrumar por sentimientos de culpa, los que más confianza tienen en su capacidad para improvisar soluciones creativas ante cualquier situación comprometida, los más propensos a creer y a sentir que la vida está en sus manos y no a merced de las circunstancias y a entender que hay un punto de vista desde el cual la vida adquiere un sentido superior, un significado y un propósito. Son los más alegres, coloridos y dinámicos.

La tierra es todo lo contrario. Si sus características se exacerban, perdiendo de vista las de los otros elementos, caemos en un mundo pesado y sombrío, casi inerte y estático, donde no parece posible mover o cambiar nada sin un esfuerzo sobrehumano, donde los datos sensoriales se agolpan sin integrarse en una visión superior que les dé sentido. Además, a los signos de tierra les preocupan mucho las valoraciones y el sentimiento de seguridad. Ambas cosas están íntimamente conectadas, porque cuanto mejor valorado se encuentre alguien por sus congéneres, mas amparado y seguro se sentirá. Los signos de tierra tienen cierta tendencia a la rigidez de apreciaciones, que puede degenerar en intolerancia e intransigencia y que cuando se vuelve contra uno mismo es enormemente peligrosa (sentimientos de inadecuación y culpa). De modo que hay una dimensión social en los signos de tierra, pocas veces puesta de relieve, que les lleva a vivir un poco en función de los demás, al igual que los signos de aire. No es casual que ambos (tierra y aire) compartan planetas regentes (Saturno: Capricornio y Acuario; Venus: Tauro y Libra; Mercurio: Virgo y Géminis). Entonces, las perspectivas de ser rechazados por la colectividad, en función de algo erróneo o culpable con lo que creen cargar, puede debilitar sus defensas hasta el punto de resultar fatal.

Otro dato interesante es que las mayores aglomeraciones de suicidios de esta muestra se registran en los signos saturninos de Capricornio (8 casos) y Acuario (8 casos). La conexión Saturno-depresión-suicidio ya ha sido señalada otras veces. Ahora bien, todos los casos de esta muestra pertenecen al hemisferio norte, y en este hemisferio Capricornio y Acuario son signos invernales. ¿significa que hay cierta dependencia estacional condicionando estos resultados?. Con una muestra de casos del hemisferio sur podriamos salir de dudas, pero como no la tengo a mano he ideado otra prueba más simple: registrar las posiciones dracónicas del sol en todos estos casos. Como la carta dracónica no está afectada por ningún tipo de dependencia estacional, de reproducirse en ella resultados similares a los anteriores (tropicales) estaremos autorizados a descartar o minimizar esa dependencia. Pues bien, he aquí esos resultados:

Posiciones dracónicas del Sol natal en 43 ( +7 ) cartas de suicidas:
en signos de FUEGO:	8 ( +2 ) casos.	20 %
en signos de AIRE:	7 ( +1 ) casos.	16 %
en signos de AGUA:	11 ( +1 ) casos.	24 %
en signos de TIERRA:	17 ( +3 ) casos.	40 %
en signos MASCULINOS:	15 ( +3 ) casos.	36 %
en signos FEMENINOS:	28 ( +4 ) casos.	64 %

La distribución del Sol en signos masculinos (FUEGO y AIRE) y femeninos (AGUA y TIERRA) es prácticamente idéntica usando coordenadas tropicales que usando coordenadas dracónicas.
El elemento tierra mantiene su preponderancia casi en el mismo nivel ( 40%, punto 4 en el gráfico). El agua repite su 24% (punto 3). Los desajustes se producen en los elementos de fuego y aire (puntos 1 y 2), lo que parece indicar que un Sol en fuego dracónico no tiene tanta fuerza como un Sol en fuego tropical, o bien funciona de un modo algo diferente.

Pero ya hemos visto que en los signos femeninos no se aprecian diferencias. De hecho, Capricornio vuelve a ser cabeza de lista, otra vez con 8 casos.

Estos resultados permiten aventurar dos importantes consecuencias. La primera, que la dependencia estacional queda descartada (Capricornio-Acuario-Piscis tropical: 18 casos, dracónica: 18 casos). La segunda, que la efectividad de la carta dracónica es prácticamente la misma que la de la carta tropical, en términos cuantitativos, aunque no funcione exáctamente igual en según que cosas (requiere matizaciones cualitativas). Así, por ejemplo, es interesante señalar que la Luna tropical se acumula 10 veces en el signo de Escorpio, especialmente en los ultimos grados ( 20% en lugar del 8,3 % teórico ), pero la Luna dracónica solo aparece dos veces en ese signo ( 4% en lugar del 8,3 % ). En las Lunas dracónicas también domina el elemento tierra ( 34% ), pero en las tropicales la presión de la Luna en Escorpio lleva al agua al primer lugar ( 32% ).

Hay otra consecuencia adicional que podemos extraer del "comportamiento" del Sol en los diferentes signos tropicales y dracónicos, aunque sólo sea en forma de sugerencia o hipótesis de trabajo. Hemos visto que en elementos femeninos (signos de agua y de tierra) el Sol produce los mismos resultados en las cartas tropicales que en las dracónicas. Sin embargo, en los elementos masculinos (fuego y aire) el comportamiento claramente diferenciado que se aprecia en las cartas tropicales se diluye en una especie de conducta indefinida al pasar a las cartas dracónicas. ¿Tiene esto algún sentido?

Mientras pensaba en ello me vinieron a la memoria imágenes de "Con faldas y a lo loco" ("Some Like It Hot"), película dirigida por Billy Wilder en 1958 y protagonizada por Marilyn Monroe, Tony Curtis y Jack Lemmon. Creo recordar que los personajes encarnados por Curtis y Lemmon se ven obligados a integrarse en una orquesta de mujeres, vistiéndose con atuendos femeninos y fingiendo ante las demás, que al principio no sospechan nada. Nunca llegan a comportarse como auténticas mujeres, porque, en realidad, no lo son; pero no pueden permitirse expresarse como hombres, ya que, dadas las circunstancias, no procede. Esto parece una imagen perfecta para entender la situación de un Sol en un signo masculino PERO de un zodíaco dracónico-lunar-femenino.

Semejante zodíaco viene a ser una suerte de "orquesta de mujeres" de carácter privado y exclusivo, donde las voces graves y carrasposas desentonan y deben moderarse, pero las femeninas pueden manifestarse libremente, sin necesidad de disimular nada, del mismo modo que lo hacen en las "zonas públicas" solares. Así podemos entender fácilmente por qué los "soles femeninos" no muestran diferencias significativas en los zodíacos tropical y dracónico y por qué sí lo hacen los "soles masculinos". Repito que es sólo una sugerencia, pero puede valer la pena profundizarla con nuevos estudios y observaciones.

De todo ello se desprende que desdeñar por sistema el uso de las posiciones dracónicas en nuestra práctica astrológica habitual viene a ser algo así como taparse un ojo o caminar con una sola pierna, lo que nos hace parecer más torpes y faltos de perspectiva. Por otra parte, está claro que en la impopularidad de las astrología dracónica intervienen al menos cuatro razones:

1. Que su uso complica el trabajo al añadir más factores a considerar.
2. Que no todo el software astrológico permite trabajar con ella.
3. Que apenas existe literatura de referencia.
4. Que el presentarla como algo particularmente ligado a cuestiones kármicas y esotéricas le resta credibilidad entre los astrólogos más cautos.

Con mi modesto programa Hermes 1.0 y observaciones como las aquí recogidas espero contribuir a debilitar en algo los tres últimos obstáculos.