"Resplandezca un instante su inefable sentido
y perdure en lo excelso de noble alma fraterna".
ARTURO MARASSO: Invocación a las Horas.
(De Poemas y canciones)
"No conoce la verdad quien desconoce las causas".
ARISTÓTELES
1.- LA EXPERIENCIA Y EL SENTIDO
Hablar de espiritualidad resulta escandaloso para los
científicos pues estos en su gran mayoría
o bien carecen completamente de ella o bien solo logran
emitir algunos torpes balbuceos al respecto. Por eso
rechazan y destruyen lo que no comprenden. No es privativa
de ellos esta actitud sino que la practica la mayoría
del género humano.
En el caso de la Astrología resulta evidente
que existen en ella correspondencias y nexos de tipo
analógico que suponen una implicación
directa y clara de orden metafísico: esa implicación
conduce a la existencia de una INTELIGENCIA SUPREMA
que ha programado con infinito detalle cada una y todas
las vidas humanas en cuanto a su transcurso y destino
temporal. Esto resulta intolerable para personas de
acusada mentalidad materialista, ateos o al menos agnósticos
militantes en su gran mayoría y que se esfuerzan
en querer explicar todo cuanto existe y ocurre en base
únicamente a las leyes de la materia. De hecho
se suele recurrir a la hipótesis de conexión
acausal entre hechos cuando la similitud existe pero
el nexo no se conoce. Desde luego, el no ver a este
nexo o desconocer su existencia y naturaleza no implica
en modo alguno su inexistencia. Voy a narrar una anécdota
real para que esto se torne claro. Un colega se hallaba
en cama con un pie muy inflamado y dolorido a causa
de una torcedura de tobillo. De pronto sonó el
teléfono y un profesor amigo le comunicó
que él corría el riesgo de que no le renovaran
el contrato en una universidad en la que dictaba cátedra
debido a intrigas en su contra. Estos dos sucesos, el
pie hinchado y las maniobras solapadas de enemigos ocultos
aparecen como totalmente inconexos e independientes
para el lego e, incluso, para un científico.
Sin embargo hasta un astrólogo novel sabe que
existe una conexión clara entre ambos sucesos,
conexión establecida por la ley de correspondencia
y analogía (recordemos que en Astrología
la Casa XII rige tanto los pies como los enemigos ocultos:
El vencimiento de una mala dirección de Urano
a esta cúspide había indicado ambos sucesos).
Ejemplos como el anterior podrían multiplicarse
ad infinitum y sirven para poner en evidencia una vez
más que NO SE PUEDE JUZGAR LO QUE NO SE CONOCE
NI SE COMPRENDE BIEN. Pero, para quien resulte familiar
la mencionada ley hermética de correspondencia
y analogía los dos hechos adquieren un significado
nuevo o, más precisamente, se evidencia aquí
UN SENTIDO pues estas personas pueden leer entre líneas
lo que a otros se les escapa. Esta es, por desdicha,
la actitud típica y cotidiana de la ciencia oficial
respecto de toda perspectiva metafísica. Bien
afirmaba RENÉ GUÉNON que hay ciegos que
niegan no solamente la existencia de los colores sino
también la del sentido de la vista porque ellos
no la poseen. JUNG denominó a estas conexiones
de hechos aparentemente sin relación PARALELISMOS
ACAUSALES y él mismo confiesa que necesitó
mucho valor para abordar este tema pues se necesitaba
para ello romper con moldes de pensamiento ya solidificados
desde hacía siglos. Por supuesto en el ejemplo
anterior se trata de una conexión polivalente
entre el Macrocosmos y el Microcosmos pero éste
solo puede resultar evidente para quien conoce el tema
del significado de las Casas Astrológicas. Los
demás solo hablarán de coincidencia temporal
fortuita de dos sucesos independientes e inconexos.
Lo más probable es que empleen para referirse
a un hecho doble de este tipo esa palabra tan superficial
y absurda que es CASUALIDAD.
JUNG introdujo para explicar esta categoría
de fenómenos el concepto de SINCRONICIDAD. Pero
veremos luego que este resulta en realidad pobre e insuficiente
cuando se trata de abarcar toda la gama de hechos astrológicos
bien conocidos que caen bajo nuestra consideración.
En realidad JUNG no hizo más que rebautizar a
un aspecto parcial y restringido de la multisecular
ley hermética de analogía y correspondencia.
Para aclarar esto último recordemos en primer
lugar que sincrónico significa simultáneo:
un hecho sincrónico tiene que darse en pareja
con otro hecho (o con varios) para que la palabra tenga
sentido. Luego, un acontecimiento sincrónico
no puede ser predictivo del otro (o de los otros). En
esto se halla la gran limitación de la noción
de sincronicidad, la que resulta así mucho más
pobre que la tradicional ley hermética mencionada.
El siguiente ejemplo hace obvia la reflexión
anterior. Nace un niño y un astrólogo
competente, tras analizar las posiciones astrales en
el momento de ese nacimiento, concluye que en determinada
fecha futura acaecerá un hecho de gran importancia
en la vida de ese nativo, por ejemplo un gran éxito
académico o social. Transcurren los años
y el suceso se produce con gran exactitud en fecha.
Luego hay que concluir que los dos hechos sincrónicos
fueron el nacimiento como manifestación vital
(hecho terrestre referido al Microcosmos que es el niño)
y el hecho celeste (o Macrocósmico) que es la
expresión astral de las características
del recién nacido en cuanto a sus cualidades
como también a su entero devenir temporal. Esto
pues en el tema natal se hallan reflejados en su integridad
el ser humano y su destino. Para abordar todo esto la
noción de sincronicidad tal como la expuso JUNG
resulta en exceso insuficiente y estrecha. El Macrocosmos
en el instante del nacimiento no refleja un hecho aislado
solamente sino la totalidad de hechos de esa vida.
Y aquí una aclaración necesaria que hace
al rigor de la exposición. No estoy postulando
estas posibilidades de la Astrología sino que
estoy exponiendo lo que se viene comprobando experimentalmente
cada día desde hace muchos siglos.
La Astrología es una ciencia experimental y
lo que se puede lograr con un radix o tema natal bien
rectificado asombra. Desde luego existe en este campo
gente incompetente y charlatanes pero este hecho lamentable
no prueba en sí absolutamente nada respecto de
la validez o invalidez de la Astrología. Y hay
algo más que debe decirse a esta altura. Me resulta
particularmente molesto y absurdo cuando alguien me
pregunta si creo en la Astrología. La Astrología
es tema de comprobación experimental y no dogma
religioso.
Todos los dogmas son odiosos pues ellos en definitiva
convierten en esclavos a personas libres. Por otro lado,
como bien afirmaba el filósofo HENRI BERGSON
es mucho más fácil formar creyentes
que hombres sabios: Cualquiera cree, el pensar
es para pocos.
Vale la pena además recordar aquí la
distinción tajante que efectuaba PLATON entre
la doxa (el hablar vulgar afirmando sin fundamento ni
razones) y la episteme (el hablar razonado y fundamentado
del hombre pensante).
Pero hacer las cosas bien en nuestra disciplina no
es tan simple como muchos parecen suponer. Incluso muchos
olvidan que la Astrología es ciencia o al menos
pre-ciencia en perpetuo crecimiento, enriquecimiento
y afinamiento y no repitiendo y aplicando sin tino aforismos
y reglas a menudo falsos aprendidos de memoria.
Avancemos un poco más en la captura del sentido,
emparentando a este ahora con el pensamiento holístico.
De hecho y etimológicamente holos significa entero.
Pensamiento holístico es pensamiento global,
ver la cosa en su totalidad. Y esto no es tan simple
de lograr. Para captar esto mejor recurramos a una vieja
narración medieval. Un peregrino que se dirigía
a Roma acertó a pasar por el obrador de una gran
construcción, donde tres canteros o talladores
de piedra se esforzaban en su trabajo bajo un radiante
sol. El viajero le preguntó al primero de estos
que era lo que hacía y la respuesta fue: Me
gano la vida. Al dirigir igual pregunta al segundo
la respuesta fue Tallo una piedra. Solo
quedaba el tercero, quien era Maestro Iniciado en la
guilda de los constructores. Ante idéntica pregunta
su respuesta fue: Construyo una catedral,
y en sus ojos ya brillaba toda la belleza grandiosa
del futuro templo. Esta claro que solo él había
captado el sentido global de la obra pues sus compañeros
solo percibían la utilidad material o la aplicación
inmediata de su esfuerzo. El mundo de símbolos
que los rodeaba y el significado último de la
obra pasaba desapercibido para los dos primeros.
Vemos así una vez más que todo se reduce
a un problema de captación, comprensión
y... conocimiento. Por todo esto es que cuando alguien
me dice que es ateo o agnóstico experimento por
esa persona un sentimiento de compasión enteramente
análogo al que se tiene por un discapacitado
al que le falta un brazo o un ojo. Pues normalmente
solo la carencia física inspira pena pero, en
rigor, son mucho más de lamentar los lisiados
espirituales o morales.
En último análisis un ateo es quien no
puede discernir el SENTIDO del cosmos y de la vida,
alguien a quien se le escapó el SUPER-ORDEN IMPLICADO
EN EL UNIVERSO (concepto que después analizaremos).
Y esta consideración viene aquí muy al
caso pues la Astrología es y será siempre
disciplina de total raigambre espiritual y esotérica.
Quien no percibe esto no irá lejos...
Obviamente la razón humana es instrumento muy
pobre y débil en el orden metafísico y,
desde luego, no hay peor ciego que el que no quiere
ver...
CARL GUSTAV JUNG solía repetir pintorescamente
que lo peor que le puede suceder a alguien es que se
le comprenda completamente. Sin embargo ésto
felizmente solo puede ocurrir en realidad a los expositores
de más bajo potencial intelectual pues el nivel
de comprensión depende del sentido y este solo
llega en distintos niveles a quienes son aptos para
ello. Diríamos crudamente en forma casi darwiniana
que en materia de sentido hay una selección natural
y una evolución natural: solo nos llega lo que
es para nosotros, lo que estamos preparados para oír
y para ver. El resto, lo que se halla por encima de
nuestra comprensión y nivel se nos escapa completamente.
Hay un apólogo hindú que es un magnífico
ejemplo al respecto. Un discípulo le insistía
al Gurú para que éste le demostrara la
existencia de Dios. El Gurú se sonrió
y le replicó: Es como si quisieras encender un
fósforo para poder ver al sol. Para el
Maestro el orden cósmico, la simple existencia
del universo le revelaba natural y espontáneamente
aquel sentido último al que el discípulo
no podía llegar asistido solo por la razón
y la lógica, las que son herramientas endebles
y limitadas de conocimiento.
GOETHE (incidentalmente diremos que fue bisabuelo de
JUNG) pone en boca de Mefistófeles una verdad
trágica que se inserta en este mismo orden de
ideas: En vano vagáis por los dominios
del Conocimiento. Nadie aprende sino lo que le está
dado aprender.
2.- LOS HECHOS SINCRÓNICOS
El tema de la conexión acausal entre sucesos
y de la sincronicidad fue claramente planteado por JUNG
y el físico WOLFGANG PAULI. Sin embargo el asunto
fue muy mal comprendido por muchos de sus comentaristas.
Algunos de ellos llegan a presentar casos de premonición
como experiencias sincrónicas con nexo acausal.
Desde luego esta no es la idea y vale la pena remitir
a la obra original de JUNG para ejemplos clásicos
al respecto. Aquí daremos algunos que entendemos
son intachables. Aclaremos desde ya que no se trata
de sucesos raros o muy raros ni mucho menos milagrosos.
Como primer ejemplo narremos algo muy curioso en que
me vi involucrado. JUNG refiere el caso de una paciente
la que, durante su terapia, le estaba refiriendo haber
soñado con un escarabajo de oro. El le daba gran
importancia al escarabajo por ser el antiguo símbolo
egipcio del renacimiento iniciático. En ese momento
JUNG siente un golpe en la ventana, la abre y ve con
asombro que entra un cetonia-aureate, es decir un escarabajo
amarillo verdoso muy raro en Europa. No faltará
quien diga que se trataba de un simple sueño
premonitorio pero aún no han escuchado el final
de la historia. Cuando estaba yo leyendo esto sonó
el teléfono: era un conocido muy insólito
de quien nada sabía desde hacía años.
Me comunicó que había regresado de Egipto
y que me traía de allí... uno de los clásicos
escarabajos egipcios de cerámica (el que resultó
ser verde amarillento). En el ejemplo aparece bien claramente
la coincidencia significativa que destacaba
JUNG en estos casos.
Un caso límite en cuanto experiencia reiterada
de hechos sincrónicos es uno narrado por el astrónomo
FLAMMARION y que JUNG repite. Un cierto M. Deschamps
recibió en Orleans de niño como obsequio
de un tal M. de Fontgibu un trozo de plum-pudding. Diez
años más tarde en un restaurante de París
vio plum-pudding y lo pidió pero la última
porción había sido reservada por M. de
Fontgibu (a quien descubrió en otra mesa). Pasaron
muchos años y M. Deschamps fue invitado a una
reunión social donde se serviría como
especialidad rara... plum pudding. Mientras lo saboreaba
Deschamps pensaba para sus adentros que solo faltaba
M. de Fontgibu. En ese instante un anciano vacilante
entró al salón. Era M. de Fontgibu que,
totalmente arteriosclerótico, se había
confundido de dirección entrando al salón
de la reunión.
En este último ejemplo carecemos de datos suficientes
para buscar explicaciones astrológicas o de cualquier
otro tipo a este caso pero resulta claro que atribuir
tales hechos al mero azar resulta por lo menos temerario.
Cuanto más absurdo resulta atribuir la creación
del Cosmos a la acción aleatoria de las leyes
de la materia. Sería más probable y razonable
querer escribir el Quijote o la Divina Comedia revolviendo
una sopa de letras. Dios resulta así una necesidad
impuesta por el sentido común! Por ello el gran
poeta iniciado LESSING afirmaba que hablar de casualidad
es ofender a Dios.
Los ejemplos podrían multiplicarse. Un hecho
muy repetido ha sido analizado y expuesto por el psicoanalista
ARNOLD MINDEL. Es frecuente que uno de los cónyuges
experimente un cambio interior profundo cuando el otro
se somete a una terapia en otra ciudad o país.
Esto es un enigma para un psicoanalista corriente pero
es muy claro para los astrólogos. La casa VII
del radix representa no solo al cónyuge sino
al inconsciente, como bien señalara el Prof.
REICHELT. Marcados hechos interiores para un cónyuge
repercuten y se traducen en la actitud vital del otro
(Casa I, recordando por supuesto que, aplicando Casas
derivadas, la I es la VII del cónyuge).
Reiteremos aquí una conclusión importante
y obvia: la rareza y lo inesperado de acontecimientos
de este tipo depende del nivel de conocimiento y comprensión.
El mejor ejemplo son las sorpresas desagradables...
que no son tan sorprendentes. Mencionemos primero el
caso del gran astrólogo berlinés ERICH
CARL KÜHR. Cierto día irrumpió violentamente
la Gestapo en su domicilio y le incautaron por orden
de Hitler sus libros y papeles astrológicos.
El oficial que comandaba el grupo (y que obviamente
sabía de Astrología) le preguntó
a KÜHR que direcciones y tránsitos tenía
para ese día. KÜHR se los dijo y la respuesta
cortante fue Ud. no puede entonces sorprenderse
de nada. Pero KÜHR era muy buen astrólogo
y, previendo el hecho, había escondido en casa
de unos amigos lo mejor de su biblioteca y escritos.
La Gestapo solo pudo llevarse material sin importancia.
A mí mismo me ocurrió algo similar. Previendo
un robo domiciliario mediante Astrología (pues
tenía direcciones significativas) contraté
un seguro. El robo se produjo en fecha precisa y acorde
con las direcciones pero el seguro pagó tan bien
que repuse lo robado y mejor, blindé las puertas
y me sobraron aún unos dólares. Ni en
el caso de KÜHR ni en el mío propio hubo
gran sorpresa: solo disgusto. Pero hay algo innegable
en ambos casos: las consecuencias prácticas de
tales acontecimientos fueron grandemente atenuadas gracias
al conocimiento astrológico. En esto reside parte
del gran valor práctico de la Astrología.
Pero hay mucho más aún: los cambios de
revoluciones solares y lunares (estos últimos
introducidos por quien escribe), verdaderamente mágicos
pero que, por razones de espacio, no podremos tratar
aquí.
Una de las grandes satisfacciones de mi vida ha sido
precisamente el poder multiplicar por diez el poder
predictivo con fechas precisas de la Astrología
mediante mi método de las multiclaves (sucesiones
SPICASC, NUMEHA, SIRIUMC) en direcciones simbólicas.
Se trata precisamente de poder acceder a un nivel de
conocimiento superior y poder así no solo evitar
sorpresas desagradables sino también poder aprovechar
al máximo las posibilidades en cuanto al aprovechamiento
óptimo de momentos favorables para cada ser humano.
3. ESTRUCTURAS ISOMORFAS
En Astrología nos debemos enfrentar con hechos
que son la más perfecta aplicación del
clásico COMO ARRIBA ES ABAJO. Estos
hechos son tantos y tan claros que solo los puede ignorar
la combinación de la ignorancia y la mala fe.
Cierto es que la Astrología debe padecer los
prejuicios en su contra, prejuicios que han sido provocados
por causas ya mencionadas. Para lo que sigue conviene
recordar que, etimológicamente, ISOMORFO es lo
que tiene igual o similar forma o estructura (iso- igual,
morfos- forma). Al querer comprender las estructuras
astrológicas nos enfrentamos inevitablemente
con otras estructuras que son isomorfas, es decir que
tienen un paralelismo formal e incluso fáctico
con las de la Astrología. Vamos a dar ejemplos
para poner esto en claro. Tomemos el caso bien conocido
del I-CHING. Mi maestro el Prof. CARLOS REICHELT intuyó
y yo demostré que el I-CHING tiene estructura
absolutamente astrológica, es decir que es posible
señalar paralelismos muy precisos entre una y
otra técnica mántica. No es posible desarrollar
esto aquí en detalle (pues el tema demanda un
curso entero) pero como ejemplo es válido. Podría
señalar otros casos similares como ser el Tarot,
pero creo que es innecesario hacerlo. Baste recordar
al denominado Tarot astrológico y las correspondencias
de los arcanos con signos y planetas.
Estos son ejemplos de isomorfismos formales que establecen
una correspondencia o nexo entre distintas mancias.
Pero existe algo mucho más importante y que son
los isomorfismos fácticos. Y estos son la razón
de ser y la justificación experimental y definitiva
de la Astrología, algo que no pueden ni podrán
negar ni cien premios Nobel reunidos pues más
vale un hecho que un millón de sutilezas y argumentos
lógicos que se le opongan. La ventaja del método
experimental sobre las teorías es abrumadora.
Basta un solo hecho como contraejemplo para derrumbar
la más bella y sólida teoría. Y
esta es la ventaja de la Astrología y lo que
la hace imbatible: ella cuenta cada día con nuevos
hechos sólidos a su favor.
Pero sigamos con las estructuras fácticas y
digamos claramente en que consisten, cuidando de pasar
gradualmente de lo particular a lo general.
Supongamos que una persona tiene en su rádix
una dirección dada, por ejemplo: Venus sextil
casa II en simbólica tipo Numeha Clave 2. Esto
es una expresión en un lenguaje simbólico
que es el astrológico. Esa expresión tiene
una interpretación astronómica directa
y un significado o sentido que supone para captarlo
(como hemos visto antes) un nivel más alto de
conocimiento y comprensión. Como contrapartida
se producen para la fecha del partil o vencimiento de
la dirección sucesos materiales, orgánicos,
psicológico-anímicos, intelectuales o
espirituales en la vida de esa persona y en su entorno
que corresponden al significado astrológico.
Por ejemplo, para hablar de lo más simple, en
el ejemplo que vemos esa persona puede cobrar dinero
o recibir regalos, o bien tener una inolvidable noche
de amor (recordar que tiene por fuerza Venus trígono
Casa VIII en virtud de la dirección mencionada)
entre otros hechos posibles. El conjunto de correspondencias
entre lo astronómico y el acontecer vital es
el hecho astrológico. Son dos niveles diferentes
y dos lenguajes diferentes pero se corresponden entre
sí. Pero lo astrológico es simbólico
y lo vital es la realidad. Lo notable y útil
es que ambas cosas se correspondan perfectamente. A
cada sentencia en un lenguaje astronómico le
corresponde otra en el plano vital y en esto consiste
el isomorfismo de estructuras: es posible traducir cada
sentencia en cada nivel en una o varias sentencias del
otro nivel. La correspondencia existe pero es simbólico-analógica.
Y la pregunta inevitable surge: Puede un lenguaje analógico-simbólico
ser establecido por la sola materia o necesariamente
tiene que haber inteligencia e intencionalidad tras
esto? Nosotros, sin vacilar, optamos por lo segundo:
no es posible seriamente aceptar que un ángulo
entre dos astros (para dar un ejemplo simple) pueda
corresponder por ejemplo a una actitud emotivo-afectiva
si no hay tras ello tanto inteligencia como intencionalidad.
Esa intencionalidad es lo que confiere el sentido (del
ángulo, aspecto, dirección u otro tipo
de estructura astrológica). Y a partir de este
sentido es que se pueden inferir otros más elevados:
en la Astrología hay un metalenguaje que toca
descubrir a quien se interese en el tema y tenga nivel
espiritual e intelectual para ello.
4. LA NATURALEZA DE LA ASTROLOGÍA
Y llegamos aquí a lo que será lo más
importante para quienes solo atienden a lo útil
y aplicable. Desde luego esto no es lo principal pero
esas mentalidades así lo entienden y algo hay
que hacer por ellas.
Muchos han venido sosteniendo desde tiempo inmemorial
que las ondas, vibraciones y fuerzas planetarias son
capaces de influir y modificar la vida humana. Desde
luego esto no solo es absurdo (lo demostraremos luego).
Además es revelador que quienes tales cosas afirman
no tienen base científica alguna y, lo que es
aún peor, no han reflexionado en lo más
mínimo sobre la naturaleza íntima y profunda
de los hechos astrológicos. Vamos a demostrar
que esto es así. Ante todo digamos que la Física
solo reconoce en su estado actual fuerzas o causas en
general de unas pocas clases: las gravitatorias y mecánicas,
las electromagnéticas y las interacciones fuertes
y débiles a nivel del núcleo atómico.
Ninguna de estas categorías encaja ni permite
explicar la naturaleza de los pretendidos influjos
planetarios. No faltará quien afirme que
tal vez la Física no conoce ni reconoce aún
a tales influjos pero, desde luego, esta es una afirmación
gratuita y propia de quienes no se preocupan demasiado
de la solidez de sus afirmaciones (la doxa de Platón
ya mencionada...).
Coloquémonos ahora en el otro punto de vista
o sea el de la Ley Hermética de Correspondencia
Analógica. Aceptemos a esta como Principio o
hipótesis de partida y todas nuestras dificultades
desaparecen en el acto. Recordemos que la Ley citada
postula un ORDEN Y ARMONIA UNIVERSAL Y TOTAL. A partir
de ello los astros del sistema solar cesan de ser considerados
causas eficientes del destino humano y pasan a ser simples
indicadores de este, neutros en sí mismos.
Pero esto supone una ruptura conceptual muy grande,
al aceptar que junto al Principio de Causalidad coexiste
otro de igual o mayor importancia y envergadura que
es el citado. Esto es mucho pedirles a cierto tipo de
mentalidades poco flexibles frente a las revoluciones
conceptuales.
Y esto no solo reza para los científicos sino
también para astrólogos sin aptitud o
inclinación filosófica. Esta revolución
conceptual fue la del legendario HERMES TRISMEGISTO
en la Antigüedad, renovada en forma restringida
por JUNG en nuestros días. La forma de sincronicidad
considerada por JUNG resulta demasiado restrictiva al
no poder abarcar en su marco la noción de movimientos
ideales (no reales) de los planetas que se consideran
en la teoría de las direcciones astrológicas.
Para justificar este cambio profundo de punto de vista
es necesario recurrir a lo que se conoce como Principio
de la economía de pensamiento, formulado
por el célebre filósofo y físico
austriaco ERNST MACH. Dice este principio, verdadero
paradigma de sensatez, que las teorías relativas
a los hechos naturales, teorías tanto descriptivas
como explicativas, deben ser formuladas en forma tal
que cueste un mínimo de esfuerzo intelectual
el comprenderlas.
Y es el caso de aplicar este último principio
pues en el marco del clásico Principio de Causalidad
la Física en su estado actual es totalmente incapaz
de explicar la Astrología y mucho más
incapaz aún de refutarla.
Debido a ello, con soberbia e ignorancia, los físicos
simplemente se limitan a negarle todo valor a nuestra
disciplina.
Por todo ello la Astrología encarnada en los
astrólogos tiene que tomar conciencia de su propia
fuerza y enfrentar a esos detractores con hechos sólidos
en la mano. Pero eso solo es posible para personas inteligentes
y bien preparadas pero no para imbéciles tan
charlatanes como deshonestos y faltos de autocrítica.
Veamos ahora con un poco más de detalle técnico
cuales razones existen para sostener el punto de vista
de las correspondencias analógicas (dada la insuficiencia
de la concepción sincronística de JUNG
como marco de referencia para poder explicar o al menos
describir el hecho astrológico).
En primer lugar destaquemos que la Astrología
se vale continuamente de elementos imprescindibles tanto
en diagnóstico como en pronóstico: las
cúspides de las casas. Pero estos elementos son
puntos de la eclíptica no materiales, es decir
no están asociados per se a ningún astro
u otra forma de materia. Y desde luego un punto vacío
no puede generar como causa hechos de ninguna naturaleza
ni de ningún orden. Ahora bien, la validez de
las cúspides de casas como elementos diagnóstico-predictivos
es cosa absolutamente irrebatible (sobre más
que sólida base experimental), a condición
de que se empleen para latitudes usuales norte o sur
entre 0 y 66 grados las cúspides de PLACIDUS,
probadamente exactas y eficaces. Más allá
de esas latitudes simplemente el problema no se halla
aún resuelto en forma definitiva. Existen otros
puntos de naturaleza no material (tales como los nodos
y los antiscios) de uso frecuente en Astrología
pero para ninguno de ellos se puede alegar una base
experimental de comprobación de eficacia tan
sólida como para las cúspides de Casas
salvo los astros y planetas mismos. Esto último
es notable y jamás lo he visto señalado
explícitamente: En Astrología no se trabaja
con puntos de la esfera celeste que correspondan a la
posición real de los astros (su centro) sino
y únicamente con puntos ideales que solo constituyen
la proyección de los planetas sobre la eclíptica.
Estos puntos son rigurosa y absolutamente inmateriales
pues los astros no coinciden con ellos salvo en muy
infrecuentes ocasiones (al tener latitud cero), con
excepción del Sol que recorre permanentemente
el plano ideal de la Eclíptica. Los nodos lunares
(intersección de la órbita lunar instantánea
con la Eclíptica) también son sin duda
ejemplos de puntos inmateriales de la esfera celeste
útiles en Astrología (aún cuando
las direcciones tanto a los nodos medios como a los
verdaderos no están asociadas a sucesos, a pesar
de lo que digan al respecto autores conspicuos). Luego
todos los puntos que emplean con probada eficacia y
validez los astrólogos son normalmente inmateriales
con excepción del Sol.
Y todavía hay un hecho notable a señalar:
no todos los cuerpos del sistema solar son astrológicamente
eficientes. Por ejemplo las direcciones donde intervienen
Chiron, Transpluto, Ceres, Pallas, Juno, Vesta,... son
totalmente imperceptibles en cuanto a sucesos a su vencimiento
(a pesar de ríos de tinta que han corrido con
pretendidos análisis de sus significados astrológicos
respectivos). Apuntemos de paso que lo mismo ocurre
con las direcciones de Lilith y Lilith corregida aún
cuando estos no son puntos materiales. Vale la pena
reflexionar al respecto de estos hechos...
Incluso la Astrología se basa en un modelo perfectamente
adecuado para ella pero que es de carácter ideal
ya que no corresponde a la realidad física. Nos
referimos, claro está, al modelo geocéntrico
pre-copernicano cuando el hecho real corresponde por
supuesto al sistema heliocéntrico.
Cómo podría entonces nuestra disciplina
astrológica ser causalista si emplea puntos sin
materia que no pueden ser causa de nada ni tener por
lo tanto efecto físico o de otro tipo?
Hay otro argumento más que no puede ser dejado
de lado: la Astrología occidental se basa en
signos y regencias que estructuran un sistema complicado.
Pues bien: esos signos son una abstracción, no
tienen existencia real. Su naturaleza es puramente simbólica
y, con mayor razón, también lo es la del
sistema de regencias. Ni unos ni otro tienen naturaleza
material y, sin embargo, funcionan. Y no se puede argumentar
que tras los signos se hallan las constelaciones de
igual nombre pues, como todo el mundo sabe, estas se
hallan considerablemente desfasadas respecto de los
signos. Al respecto de las regencias debe decirse algo
importante. Algunos astrólogos que pretenden
ser modernistas han optado por suprimir el uso de las
regencias (lo que equivale a tirar al bebé junto
con el agua del baño) pues ellos consideran que
es una noción anticuada. Pocos absurdos de los
últimos tiempos resultan en la práctica
astrológica tan perniciosos como este; pues ello
equivale a privar a la Astrología de la mayor
parte de su potencia y posibilidades.
Los argumentos están dados y el teorema queda
demostrado. Quienes pretenden una Astrología
causalista o hablan de ondas, fuerzas, energías
y vibraciones planetarias simplemente deberán
revisar sus ideas.
Pero hay más: en las llamadas direcciones astrológicas,
que son instrumentos predictivos de enorme eficacia
y precisión (como la experiencia lo señala:
Aquí no es cuestión de gustos o disgustos
personales) los movimientos astrales que se consideran
tanto en las direcciones simbólicas como en las
primarias de todos los tipos son movimientos simbólicos
ideales (no reales) de puntos celestes simbólicos
(no materiales como ya hemos visto).
Y nuevamente surge la conclusión obvia: como
puede considerarse causal a la Astrología si
sus conclusiones predictivas surgen de considerar puntos
ideales (no materiales) y, además, movimientos
simbólicos (no reales) de los astros?
La polémica causalidad versus correspondencia
analógica puede considerarse con esto definitivamente
zanjada. De todas formas y para quien lo desee el debate
sigue abierto... y aún quedan cosas para decir
al respecto.
5. EL ORDEN IMPLICADO
He aquí una idea de la Física Moderna
que tiene perfecta aplicación en Astrología.
El padre de esta idea es el destacado especialista en
Mecánica Cuántica DAVID BOHM, autor de
muchos trabajos y de una serie de libros que han tenido
gran difusión internacional. Vamos a exponer
a grandes rasgos sus concepciones para aplicarlas luego
a la Astrología y obtener de ello algunas inferencias
de valor.
Ya hemos expuesto la conclusión principal: no
solo la Astrología no es causal sino pura y exclusivamente
analógico-sincrónica (a pesar de los innumerables
diletantes que siguen mencionando ondas, energías
y vibraciones planetarias a las que nadie jamás
detectó y mucho menos midió).
Además, y esto es esencial, la Astrología
nos permite por medio de una suerte de inferencia trascendental
partiendo del orden físico desembocar de lleno
en el orden metafísico, pasando de lo visible
a lo invisible y de lo cósmico y lo humano a
lo divino. El conocimiento astrológico nos capacita
pues para poder considerar al Cosmos como un objeto
simbólico.
El afirmar como lo hacemos que los astros son meros
indicadores analógicos neutros puede causar gran
sorpresa a los principiantes en Astrología pero
sostener otra cosa es transformarse en un enemigo del
buen sentido. Debe decirse claramente: ni Júpiter
es bueno ni Saturno es malo.
Ambos, conjuntamente con los otros astros del sistema
solar, se limitan a indicarnos lo que el Gran Plan ha
reservado para cada uno de nosotros. Veamos como es
esto, recurriendo a la idea de BOHM del orden implicado.
Usando las palabras del autor diremos que el orden en
la naturaleza no puede presentarse ante nosotros de
manera íntegra y total: solo puede manifestarse
algún aspecto de él. Cuando permitimos
que el orden aparezca en su aspecto manifiesto esto
conduce a una experiencia de percepción pero
esto no significa en modo alguno que la totalidad del
orden se esté manifestando. En la visión
cartesiana el orden se manifiesta totalmente. En el
orden implicado este orden natural aparece solo de una
manera potencial, casi velada. Así múltiples
fenómenos físicos serían solo como
un desplegarse parcial de ese orden implicado
al que no se le conoce sino indirectamente. COMO ARRIBA
ES ABAJO reza el aforismo hermético. Esto que
resulta aceptable para los físicos limitando
su validez al plano material es también perfectamente
aplicable como Principio a la Astrología, ya
que en esta se revela parcialmente un Orden con mayúscula
que es el Gran Plan del Sublime Arquitecto de los Mundos.
6. CONCLUSIÓN
En la Astrología hay un orden implicado que hace
de lleno a lo esotérico y metafísico y
por lo tanto no es accesible a quienes solo piensan
en términos de la materia y de lo material. Resulta
muy oportuno citar al bien conocido filósofo,
músico y astrólogo OSKAR ADLER, quien
afirmó con justeza: Dios se revela en el
mundo. Mucho antes que ADLER el mítico
KLAUS VON CUSA (en el se originó la leyenda de
Santa Claus) decía algo muy similar Dios
se despliega en el mundo. Cómo no pensar
en el orden implicado de BOHM? Y la Astrología
es la prueba palpable de todo ello al poner de manifiesto
con cuanto cuidado y detalle fueron planificadas nuestras
existencias temporales.
7. COLOFÓN
Y como colofón queremos consignar aquí
una frase de GOETHE que resulta a nuestro juicio de
inmenso valor y utilidad para los astrólogos:
El que somete el pensamiento especulativo a la
prueba de los hechos y los hechos a la prueba del pensamiento
especulativo rara vez se equivoca y si yerra pronto
encontrará de nuevo el camino".
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