La oscuridad y el silencio que someten a un individuo,
a un estado de profunda introspección, cuando
acaece implacable la muerte, es habitual en la vida
del nativo del signo de Escorpio.
Son personas que nacen con una importante fortaleza
incorporada para poder sobrellevar todas esas crisis,
por cierto intensas, que derivan de experiencias de
diversos orígenes
Escorpio es un signo capaz de soportar fuertes presiones
y salir ileso, quizás más que cualquier
otro signo, siempre que no se olvide de transmutar sus
más bajas pasiones.
De la misma manera que cuenta con una gran fortaleza
para el dolor, aunque para poder soportarlo, parte de
su estructura interna deba sufrir un gran quiebre, también
Escorpio posee una alta dosis de pasiones letales y
destructivas.
Parte de estas muertes se deben a un mal manejo de
los sentimientos, de los afectos, principalmente del
Amor. A este signo fijo de agua dura, le resulta dificultoso
y doloroso vivir en el amor, relajarse y disfrutar.
Como buen signo de agua las emociones ocupan un lugar
importante en la vida del nativo, pero existe una gran
diferencia con sus otros compañeros de elemento.
Escorpio siente el amor visceralmente, lo siente con
la sangre, forma parte de su alma y de su cuerpo. Es
imposible para este signo amar a medias, Escorpio ama
con intensidad casi devoradora u odia con la misma fuerza.
No hay términos medios, no existen los paños
fríos en el amor, para calmar su increíble
fuerza.
Escorpio siente con sus genitales y espera con un silencio
casi místico poder compartirlo con otro, que
sienta y experimente lo mismo. Podría decir que
para el nativo el momento de compartir y de entregar
ese amor que guardó con tanto celo se convierte
en un acto sagrado. No sólo es el sexo por el
sexo en si mismo, sino que este va cargado de un sentimiento
de pertenencia y posesión y para él debe
perpetuarse por siempre.
Es realmente difícil que logre sentirse retribuido,
por la sencilla razón que no todas las personas
sienten de igual manera. Y es bajo estas situaciones
cuando Escorpio se deja invadir por una sensación
de rechazo e inadecuación, como si estuviera
desencajado en su sentir con los demás.
El hecho de no sentirse comprendido o contenido no
es para él intrascendente, por lo contrario genera
en nuestro nativo sentimientos de rencor y en consecuencia
de venganza. Desea con todas sus fuerzas que el que
lo dañó en sus fibras mas íntimas
padezca lo mismo. Revistiéndose, después
del dolor y de la muerte de ese afecto, de una actitud
glacial que simula indiferencia, Escorpio opuestamente
a lo que manifiesta siente un ardiente bullir en su
interior. Con una indescriptible paciencia espera, observa,
espera que las circunstancias se presenten favorables
para dar su golpe de gracia. Agazapado y en silencio
no deja de saborear cada momento e instante que lo acercan
al final tan esperado. Hasta que la vida lo ubica frente
a la anhelada situación y con los ojos brillantes
por la ansiedad y el deseo de venganza clava con salvajismo
el aguijón que lo caracteriza, un aguijón
cargado de veneno.
Cuando todo finaliza se retira tranquilo, más
no en paz, conforme pero infeliz. Él sabe que
no ha actuado como podría haberlo hecho. La sed
de la venganza y el odio encapsulado por sus más
bajos instintos lo dominaron, anulando la posibilidad
de sucumbir en el dolor, unirse a este, y, una vez lograda
esa sutil alquimia, transmutar para poder elevarse y
renacer de sus propias cenizas.
Actuando de esta manera la muerte escorpiana se hace
presente una y otra vez, en una sucesión de hechos
repetitivos que buscan la luz por caminos equivocados.
Más, existe la posibilidad de ir en pos de un
sendero mas iluminado, y es el que conduce al nativo
hacia una nueva etapa evolutiva.
El dolor no faltará, la intensidad del sentir
será la misma en el nativo pero en lugar del
rencor o la venganza y su ulterior ejecución,
la búsqueda de la Verdad y la Justicia se transformará
en su meta. Un objetivo limpio por el cual luchar, frontalmente,
sin necesidad de aislarse ni agazaparse.
Cuando Escorpio entiende el Amor y su significado,
se fortalece, convirtiéndose en un defensor del
mismo y enarbolando la bandera de aquella Justicia por
la que lucha. Y lo hace con dolor, con el dolor del
alma herida que lo empuja hacia el encuentro con la
luz. Ese Escorpio es el guerrero que sufre en la batalla
de la vida, no lucha para ganar, pelea por un propósito
que lo lleva prendido de su alma, que no es más
que el encuentro con el Amor.
© Copyright por Claudia Lamata de Gigli
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