Segundo signo de Aire: Libra. Se diferencia de Géminis,
mutable, por ser cardinal, así que ya no es importante
adaptarse a diferentes propuestas de comunicación,
sino que existe una actitud activa para relacionarse
con el prójimo.
Además, también se diferencia de Géminis
en que mientras éste se solaza con su posibilidad
de implementar un diálogo con su entorno, como
niño deslumbrado por la posibilidad de emitir
sonidos - aún estamos en el hemiciclo individual
- Libra por iniciar la etapa social del zodíaco
busca interlocutores de manera selectiva.
Frecuentemente, se asocia su símbolo, la balanza,
con los principios del equilibrio, la legalidad y la
justicia. Peuckert, en su libro "La Astrología",
agrega otro significado desde una mirada antropológica.
Considera que los antiguos caldeos lo desconocían
y que serán los babilonios quienes lo incorporaron
como signo nº12. Surge junto con las primeras
ciudades de la Mesopotamia, en un momento de importantes
migraciones de campesinos hacia las concentraciones
urbanas, campesinos que se vuelcan masivamente a la
actividad comercial. Por lo tanto, la balanza no representaría
solamente la justicia en el sentido del derecho, sino
también el equilibrio entre el precio y una cierta
cantidad de mercadería. Concluye que la necesidad
de agradar y los buenos modales librianos son la forma
de explicitar "que el cliente siempre tiene razón"
y el comerciante consigue su ganancia.
La balanza se usa para pesar mercadería, o sea
para comparar su peso con un peso estándar socialmente
aceptado, por lo tanto, tiene que ver con la evaluación
y medición de algo en términos de valor
social. Psicologicamente, tiende a estar siempre comparando
su ser con los parámetros aceptados socialmente,
con lo que es bien visto, con lo que se debe. He aquí
un tema importante porque puede quedar atrapado en la
certeza que siempre es más importante el espejo
que lo refleja que su sí mismo, sin darse cuenta
que existen espejos tramposos como los del parque de
diversiones que devuelven una figura deformada.
Al igual que Aries, su opuesto complementario, inicia
un proceso - el social -con toda la inseguridad e incertidumbre
que el mismo produce. Y como Aries, exagera su individualidad,
Libra exagera su sociabilidad, en tanto ambos se sienten
débiles frente al nuevo camino que deben transitar.
Así como la mano es la herramienta de los signos
de Tierra en general, y de Virgo en especial, será
el lenguaje el instrumento para modificar la realidad
en este signo de Aire. Según Aristóteles
la mano es el instrumento de los instrumentos, mientras
que la palabra es la obra de arte entre las obraas de
arte.
Su tarea será hallar la mediación entre
lo interno y lo externo, la solución armónica
entre la mente y la materia, el justo equilibrio entre
el yo y el otro.
A Libra le resulta más fácil organizar
el arte que la vida. Vislumbra cómo sería
la sociedad ideal, pero no puede estabilizar y hacer
realidad esa imagen. Y si bien anhela la armonía
de ese entorno, lo hace más como artista que
como político, es más visionario que constructor.
Como vemos, su situación no es sencilla y aunque
la vulgarización astrológica lo describe
como un signo que parecería estar siempre bailando
la figura de un hermoso ballet, sus dificultades son
notables. La búsqueda del camino del medio, tanto
puede llevarlo a un estado de indecisión, a fugarse
ante cualquier obstáculo que amenace su bienestar,
a huir frente a la lucha, como a esforzarse por lograr
auténticos ideales de verdad, justicia y belleza.
En el cuerpo humano rige los riñones, cuya tarea
es filtrar aquello tóxico para el organismo y
la cintura, esa visagra que articula la parte inferior
con la parte superior del cuerpo humano.
La armonía y el balance son notas claves de
su conducta. Comprende intuitivamente la necesidad de
acomodar los deseos e intereses de los demás,
intentando ser justo y equitativo. El tacto, la diplomacia
y los buenos modales sociales son implementados con
el fin de evadir la discordia y el conflicto. El buen
sentido de cooperación hace que a menudo logre
con encanto y discreción lo que hubiese sido
imposible de conseguir de manera enérgica y directa.
El congeniar con otros y complacerlos se convierte
muchas veces en algo excesivamente importante, generando
dependencia de las opiniones y la aprobación
de los demás para tomar las decisiones propias.
Pocas veces deciden sin antes haber pedido consejo u
opinión a otros - lo que no significa que hagan
aquello que se les aconsejó y no lo que resuelven
de manera precipitada para cortar abruptamente con el
estado de duda perpetua -
Libra no se lleva bien con la soledad, aunque tampoco
con las multitudes impersonales. Su número ideal
es dos - por eso se lo asocia tanto con el tema de la
pareja - o en todo caso grupos pequeños que faciliten
los contactos interpersonales.
Las relaciones son consideradas como una de las bellas
artes, y tienden a cultivarlas con esmero formal: llamadas
telefónicas, saludos, cumpleaños, aniversarios,
etc. etc. forman parte de su abultada agenda.
El afán de justicia se traslada a los vínculos,
prefiriendo siempre aquellos que mantengan un juego
de paridad entre los integrantes. Gente de un nivel
intelectual o social afín son los preferidos,
con tendencia a homogeneizar las características
personales y un marcado temor hacia aquello que puede
denotar diferencias.
Como consecuencia lógica, evade todo tipo de
fanatismo, de extremismo y en los más de los
casos se niega a formular hasta una simple opinión
categórica, decidida y clara.
La necesidad de armonizar con el exterior trasciende
las relaciones humanas, y se refleja en el gusto por
la decoración de la vivienda o el lugar de trabajo,
el cuidado de su vestimenta, la forma de atender a sus
invitados, etc.
La tarea de consultor, mediador, consejero así
como la de diseñador, decorador, escenógrafo,
pueden convertirse en actividades arquetípicas
para este signo.
Y como no es bueno que Libra esté solo, aquí
le enviamos un grupo de notables para que le hagan compañía:
el "beatle" John Lennon, el imponente cantante
Luciano Pavarotti, los actores Montgomery Clift, Marcello
Mastroianni, Melina Mercouri, Caterine Denueuve, Roger
Moore, Brigitte Bardot, y dos generales que con gusto
cambiaron las hostilidades bélicas por las alianzas
políticas: Juna D. Perón y D. Eisenhower.
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