Un oasis fértil donde descansar después
de una extenuante cabalgata a pleno sol atravesando
el desierto.
Si para Aries, el movimiento es adelante, siempre adelante
y en línea recta que es el trayecto más
corto entre dos puntos, para Tauro el movimiento es
circular, como el de la noria, el del molinillo y el
de todo objeto que intente extraer la sustancia.
¿Cómo se manifiesta este movimiento en
círculo en la personalidad taurina? A tavés
de una actitud paciente, constante, dedicada, resistente,
perseverante, con una marcada necesidad por teminar
y ver el resultado de todo lo que inicia. Una vez que
ha dicidido cuál es el rumbo, hacia allí
se dirigirá con tesón, resitiendo cualquier
maniobra que pretenda correrlo del carril que se ha
propuesto transitar.
Si en Aries encontramos al típico justiciero
de los western de nuestra infancia, aquí podemos
pensar en el colono, ese luchador resistente que sabe
que su paciencia para rehacer una y otra vez lo que
la naturaleza o los bandidos estropean es un arma tanto
o más poderosa, a la larga, que el colt 45 del
"Muchachito".
Y si el primero abrió camino, es función
del segundo que esa energía se torne productiva:
el territorio puede conquistarse por medio de la guerra,
pero la conquista se materializa cuando el suelo, gracias
al trabajo tesonero da frutos y nos permite comer.
El alimento, en tanto un factor concreto, material
y externo que se introduce en nuestro cuerpo genera
un enlace intenso y vital entre el afuera y el adentro.
Tauro rige el cuello y la garganta, un puente entre
interioridad y exterioridad. Por la garganta introducimos
el alimento, pero también se "nos hace un
nudo" cuando no podemos expresar una emoción,
o "nos quedamos mudos de indignación"
al no poder decir algo, o bien el cuello se contractura
cuando sentimos que el mundo quiere invadir nuestra
interioridad.
Reflexionemos sobre el buey, el toro o la vaca que
representa al signo. Un animal laborioso que ayuda al
agricultor a arar la tierra que le dará su sustento
(buey), un animal majestuoso y aguerrido que embestirá
cuando es azuzado (toro) o un animal tranquilo que come
el pasto de las praderas y devuelve en leche lo que
recibe. Tres actitudes que marcan tres posibles relaciones
con el afuera: productividad, lucha, bienestar.
Entonces observamos que Tauro disfruta de los dones
que el mundo ha puesto al alcance de sus sentidos, que
el concepto del placer no le es ajeno, pero sostiene
un espíritu práctico que busca el resultado
de los esfuerzos, sobre todos aquellos que apuntan a
otorgarle seguridad personal y sabe pelear para conseguir
y cuidar lo que considera de su pertenencia.
Y antes de abandonar las implicancias del animal que
lo simboliza, recordemos que el ganado bovino es rumiante:
el alimento pasará por cuatro estómagos
antes de ser absorbido. De la misma manera, Tauro elaborará
lentamente, dándole todas las vueltas posibles
a cualquier propuesta que reciba, pero la lentitud tiene
como premio el total convencimiento sobre las decisiones
que asume. La desconfianza y la fidelidad son dos rasgos
característicos de su personalidad, entre una
y la otra, se ubica la necesidad "de hacerse a
la idea" o sea de digerir tal o cual cosa que la
vida le propone.
En general, ama los ambientes tranquilos, armoniosos,
sin sobresaltos, con poco estrés, lo cual unido
al bienestar que le produce el contacto con la naturaleza,
lo hace un ser más campesino que urbano, y aun
cuando viva sumergido en las corridas de la city, no
es lo que esencialemente elegiría como modelo
de vida. Sus tiempos tranquilos y la necesidad de reconocerse
en los objetos del entorno a los cuales se encadena
por un vínculo de cariño difícil
de comprender para quienes no tengan una sensibilidad
afín, los hace más amantes de los amaneceres
campestres que del tránsito alocado de la ciudad.
Merece un párrafo aparte la manera especial
que Tauro tiene para ligarse a los objetos o las personas
queridas. ¿Quién no ha observado en la
misma persona actitudes de egoísmo infantil y
gestos de generoso desprendimiento? Y aquí vale
aquella canción en la que J. M. Serrat le cantaba
a su madre, diciendo "...que no hay que confundir
valor con precio". El valor está relacionado
con la carga afectiva depositada sobre el objeto, mientras
que el precio responde a una convención económica.
De manera, entonces, que pueden ser celosos guardianes
de un bolígrafo que apenas cuesta unas monedas
pero con el cual escribieron aquella carta a un amigo
querido y lejano a la vez que son indiferentes frente
a una lapicera de marca prestigiosa con la que no los
une ni el sentimiento ni la historia.
Scarlett O' Hara, la inolvidable protagonista de "Lo
que el viento se llevó" es un arquetipo
taurino genuino. Y ya que mencionábamos a Serrat,
Penélope la protagonista de aquella canción
que durante años va a la estación de tren
a la misma hora, a la espera de un amor que nunca volvió,
sería la exageración neurótica
del rasgo de perseverancia y fidelidad.
Frente a los cambios, se maneja con cautela y desconfianza;
de hecho si de sí dependiera realizaría
los mínimos indispensables a menos de tener la
garantía que son para mejorar su seguridad y
estabilidad. Detesta los tumultos, los sobresaltos y
las situaciones que lo apuran a tomar resoluciones en
tiempos acelerados. Su primera reacción será
una resistencia pasiva: no habla, no se mueve, no concede.
Su amor por la estabilidad, se exagera en una defensa
del statu quo, en una actitud conservadora, rutinaria,
predecible, tozuda y cerrada frente a lo nuevo, lo distinto,
lo posible...Lo que hasta ahora demostró ser
útil, lo seguirá siendo hasta el fin de
los días sin necesitar ninguna modificación
ni ajuste.
Pero también es cierto que su paciencia y calma
internas los define como buenos padres, buenos maestros,
buenos jardineros. Es decir, seres capaces de reconocer
los tiempos propios que cada ser necesita para su realización
personal, sin apuros ni teorías a las cuales
tenga que subordinarse la realidad.
Algunos personajes de fuerte influencia taurina son:
Carlos Marx, Sigmund Freud, Gary Cooper, Nikita Krushev,
Emiliano Zapata, Rodolfo Valentino, Eva Perón,
Salvador Dalí, Emmanuel Kant.
Y luego de dos caracteres tan definidos y categóricos
como son el ímpetu de Ariesy la perseverancia
de Tauro, en nuestra próxima lección,
nos encontraremos con la movilidad y la duda de Géminis.
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